Debo decir que la lasaña no estaba tan mal, pero una hamburguesa habría sido más llenadora, estuvimos conversando un rato y ella me contó que era asistente legal y que estaba buscando trabajo, yo por mi parte le conté que trabajaba para un estudio de abogados, no sería tan tonto de darle mi información a una extraña, la tarde pasó entre risas y una grata conversación hasta que la chica se despidió de mí con un beso en la comisura de los labios, que me alborotó las hormonas. Debe ser que estar tanto tiempo en sequía me tenía mal, pues mi amigo se levantó como hace algunos días cuando vi a Daniela vestida en un traje dos piezas que le quedaba precioso ¿Qué estoy diciendo? Deja de pensar en esa niñata, ella es mi objetivo no me puedo salir de mi misión.
Lavé los trastos que utilicé y me senté en el sofá que tenía frente al balcón, hoy sabría de esa muñequita de porcelana, era importante hacerlo pronto, pues Dana se presentaría ante la familia y debía resguardar sus intereses. Además, enterarme que la jefa siempre supo de su situación al principio me molestó pues no hizo nada y ahí caí en cuenta de otras cosas que no había notado. Antonio, mi amigo y compañero que trabajaba en las águilas era quién los resguardaba. Lo llamé el mismo día que hablé con Dana y él me confirmó mis sospechas. La jefa nunca los abandonó y en cierta forma estar bajo el alero de los Galeano fue su forma de protegerlos. Como lo dijo ese día que se encontraron ambas. Mi jefa es llorona por esencia, pero esa vez era tanta su alegría que hasta a mi me salieron lágrimas.
Tomé un vaso y le coloqué dos hielos y suficiente whisky para estudiar a mi objetivo, abrí mi laptop e ingresé a los archivos de empleados de Scott y asociados, coloqué el nombre de la susodicha y cuando ingresé la contraseña de Alma su archivo se abrió ante mis ojos.
El archivo era escueto, pero mostraba lo que había de ella y, en parte, lo que necesitaba saber.
*Nombre completo: Daniela Evangelina López Soler.
*Nacionalidad: Chilena.
*Edad: 21 años.
*Padre: Leonel López ( fallecido)
*Madre: Sara Soler (fallecida)
*Familiar directo: Sarita López (2 años)
*Estudios: proceso de termino de secundaria.
*Estatus migratorio: En proceso (expediente 3737272)
*Recomendado por: Enzo Di Rossi.
*Persona a su cargo: Thomas Scott.
*Nivel de seguridad: 4.
-Te tengo, muñequita...
Me fui a dormir temprano, esto que había descubierto era oro puro, la chica era una ilegal y por lo que seguí leyendo eran pocas las esperanzas que se quedara en el país, había pasado por varios lugares en menos de tres años y no se daba más información de sus antecedentes, salvo que era una de las protegidas de Enzo, pero lo que más me llamó la atención es que fuera madre tan joven, no debe haber tenido más de dieciocho años cuando tuvo a su hija, pero lo único que había era un acta de nacimiento con sus datos y los de la bebé, que había nacido en Texas. Ningún nombre del padre o cualquier otro dato, aunque me tranquilizaba haber sacado los cálculos para saber que no era de ese incordio, pues por el tiempo y todo lo que pasamos él había estado internado acá en Nueva York. Así que sumaria otro tema más a mi investigación.
Los siguientes días fueron una verdadera montaña rusa, Dana se presentó frente al insulso ese que hizo un verdadero escándalo como si fuera una víctima y se la llevó.
La jefa nos intentó tranquilizar, pero eso nunca me calmaría. Mi amiga peligraba en poder de ese tipo.
Seguía investigando a la muñequita de porcelana en mis ratos libres y cuando podía pasaba mis ratos con Tab, ella se había transformado en mi lugar de descanso y tranquilidad, la pasábamos bien juntos y cada día ella se metía más en mi rutina, como era el día de hoy cuando llegué furioso porque Dana y ese incordio se habían casado.
-¿Dónde te fuiste Jex?
-Oh, perdón Tab, es que estaba pensando en mi amiga.
-¿La que llegó de España?
-Sí, es que no entiendo como puede ser tan ilusa de creer de buenas a primeras en que ese tipo de verdad cambió, él le hace daño a todos los que están cerca y no creo que una simple terapia lo haya cambiado tanto.
-No te entiendo.
-Es que no han pasado ni veinticuatro horas desde que se encontraron y ya se casaron.
-¡¿Qué?!- la cara de Tab era la misma que había puesto yo y la entendía, le había contado someramente lo que había pasado entre ellos pues Tab era una cotilla en potencia y como no podía hablar con Alma, porque le abonaba a ese otro, ella era la única en la que podía confiar.
-Pero, pero eso es demasiado pronto, ellos no se veían por tantos años y así de fácil se casaron, ¡mierda!
-Eso mismo dije yo, pero en las decisiones de mi amiga no tengo como interferir.
-Es una verdadera pena- me dice en un tono entre molesto y seductor-, pero bueno, dejemos de hablar de esos dos y hablemos de nosotros o mejor aún disfrutemos de lo que resta del día.
Me quitó la copa de vino que tenía en la mano y la dejó en la mesita de centro, se sentó a horcajadas sobre mi y comenzó a besarme, no era la primera vez que estábamos juntos en estas dos semanas, y aunque había sido rápido como habíamos empezado me encantaba cuando tenía estos arrebatos de necesidad. Comencé a besarla y acariciar su cuerpo, deleitándome con sus curvas. Con profesionalidad me quitó la camisa y comenzó a besar mi torso, ella empezó a bajar por mi cuerpo hasta llegar al cinto de mi pantalón, lo abrió y como si nada sacó mi miembro y comenzó a amasarlo hasta dejarlo completamente erecto, entre jadeos y gruñidos cuando ella lo engulló con su boca, tomé sus cabellos para ajustar sus movimientos y ver su cara deseosa de más.
Me incorporé todo lo que pude en este sofá de porquería, mientras me follaba su boca, hasta provocarle arcadas, pero no me importaba, me estaba desfogando y a ella, al parece , le encantaba. Era un verdadero animal y en cada estocada que daba en esa boquita hasta llegar a su garganta me prendía más.
-Oh, sigue así muñequita... sigue, me encanta...
Gemí y vi esos ojos que me perturbaban todos los días, sentía rabia e impotencia, ella era lo que quería en este momento y en todos los momentos, era lo que anhelaba, pero ella solo tenía ojos para ese energúmeno. Gruñí y en el momento que me liberé en esa boca, no era Tab la que aparecía ante mis ojos, era ella, mi muñequita de porcelana.