LEV

Estaba sentado a su lado.

Después de un par de horas ella al fin había desertado, pero no parecía reaccionar bien, es decir, ni siquiera reaccionaba a mi voz, a mis palabras. Pero decían que aquello era normal dada su situación.

Cuando nos quedamos a solas, seguí hablándole, quizás para saber si reaccionaba o porque me sentía tan culpable que necesitaba confesarme.

—No era la idea que tenía para todo esto. De hecho, es el único plan que he trazado en mi vida… en el que he terminado haciendo justo todo lo contrario a lo que pretendía. Eras un plan, una estrategia, pero para el resto siempre fuiste algo que pronto iba a morir. Desde ese coma, todo lo que pasó después no pude detenerlo. Ni siquiera debiste llegar al hospital con vida, pero lo hiciste. Jamás había visto a nadie aferrarse tanto a la vida como tu, como si realmente no pudieras morir, como si estuviera en tus manos el no permitirlo. Quería tener las cosas bajo control, pero la primera idea errónea fue hacerte creer que