24. Dije que nunca me rendiría
Moscú, Rusia.
La música de rock se escuchó audiblemente desde el momento en el que Luka abrió la puerta del jeep de color gris a las fueras de la casa de Dante.
El ruso suspiró fuertemente antes de decidir entrar a la casa.
Dio largos pasos ignorando a la gente enmascarada que había por todo el lugar limpiando y poniendo muebles desde cero.
Una remodelación en un momento como este solo de le hubiese a ocurrido a Dante. Pensó Luka molesto hasta que llegó a la oficina del tatuado donde abrió la puerta de madera y la música explotó contra el.
Luka sintió que no podía pensar bien de tan alta que estaba.
El hombre alzó las cejas hacia Johanna Jagger la cual estaba trabajando en una laptop recostada en uno de los sillones ajena al escándalo.
¿Cómo podía concentrarse así?
Johanna lo ignoro completamente, de seguro ni lo escucho entrar.
Luka bufo y luego perdió su vista a través del amplio cristal que cubría toda la pared, donde podía ver a Dante siendo Dante desde la temprana mañana.