20. Nunca estuve ahí
Indra.
2 de agosto, 2018.
El camastro sobre la arena fue mi estabilidad al ver el atardecer dorado.
Los pelícanos danzaron sobre el mar en busca de alimento.
¿Qué se sentirá volar? Poder huir cuando quisieras de todo. Del ruido, de las personas. De los miedos.
Enzo a unos metros de mi batallaba para quitarle el pedazo de madera a "El perro" a la orilla del mar mientras atendía una llamada.
La frisa brisa traspasó la ligera manta que me cubría de pies hasta el cuello haciendo que se me erizarán los vellos de los brazos y piernas.
Quería regresar a casa.
Una de las enfermeras me dejaba usar el teléfono fijo de aquí para hablar todos los días con mi familia entera, pero no era lo mismo.
Necesitaba mi casa, mi cama, quería a mis amigos. A las personas que me conocían aún cuando ni siquiera yo sabía quién era ya realmente.
Quería olvidar. Suprimir los meses pasados. Hacerlos parecer un sueño.
Quería se capaz de ignorar cualquier memoria que incluyera los ojos verdes que me habían