Capítulo 8: Cama

Theo se rió, su risa resonó en el lugar, y miró a Aina con una expresión de diversión.

—Vaya, no me lo esperaba. Me sorprende que conozcas a mi hermano, Aina, él no es muy de socializar.

Me sonrojé, y una sonrisa se formó en mi rostro, una sonrisa que no me esperaba. —Solo trabajamos juntos—dije, mi voz era un susurro, mientras miraba a Dumas por un segundo. Su mirada era intensa, una mirada que me hizo sentir que mi corazón se iba a salir de mi pecho.

Dumas tomó asiento, su cuerpo grande y musculoso ocupando la silla. Se veía tan imponente en el lugar, que me hizo sentir pequeña, y la presencia de Theo a su lado, lo hacía parecer aún más poderoso. Dumas llamó al mesero, y ordenó una comida con una voz fuerte y segura.

—¿Cómo se conocieron?—dijo, sus ojos fijos en los de Theo.

Theo comenzó a relatar con gracia y un toque de comedia cómo nos habíamos encontrado en la calle, con una expresión de picardía en su rostro.

—Ella estaba huyendo, o al menos eso parecía—dijo, con una sonris
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