El sol matutino se colaba por las ventanas de la nueva casa, iluminando los rostros de Luca y Bianca mientras disfrutaban de su café. Desde el jardín, las risas de Matteo resonaban mientras jugaba con un pequeño coche de madera que Luca había construido para él. Bianca sonrió al escuchar su entusiasmo.
—Tiene tanta energía desde que se despierta, —dijo Bianca, estirándose con una mezcla de cansancio y alegría—. A veces me pregunto de dónde saca tanta vitalidad.
Luca rió, pero pronto su expresión se volvió pensativa.
—Esa energía puede ser un regalo y un desafío, —respondió—. Pero quiero asegurarme de manejarla de la manera co