Los días en el pueblo continuaban fluyendo con un equilibrio casi perfecto. La galería de arte de Bianca se había convertido en un referente no solo para los lugareños, sino también para turistas que llegaban curiosos por su encanto y originalidad. Su colección combinaba el arte contemporáneo con piezas inspiradas en el paisaje local, lo que le daba un carácter único.
Una tarde, mientras organizaba una pequeña exposición, Bianca fue abordada por dos hombres elegantes, de aspecto profesional. Se presentaron como inversores de una reconocida empresa internacional de arte y cultura.
—Señora Bianca, —comenzó uno de ellos—, hemos estado siguiendo su trabajo. Creemos que tiene un potencial increíble y quisiéram