El aroma a cuero envejecido, mezclado con el perfume tenue de madera lustrada y habanos apagados, impregnaba el ambiente.
Retratos enmarcados de antiguos patriarcas observaban desde lo alto, como si aún custodiaran los secretos más oscuros de la familia.
Todo en ese lugar susurraba historia, jerarquía y peligro.
lanzando reflejos dorados sobre el suelo de mármol pulido.
El aire dentro era frío, sellado, como si el tiempo no pudiera colarse por sus muros. Alma Rossi miraba por la ventana, en silencio, hasta que la voz de Margot irrumpió por el intercomunicador.
—Señorita Alma... el señor Valentín Moretti está aquí. Pide verla con urgencia.
La sangre le dio un pequeño vuelco.
No por temor, sino por lo inesperado... y algo más.
Hacía días que no lo veía de cerca, y aunque se había prometido no caer en la trampa de los recuerdos, no pudo evitar que su mente la llevara a aquella noche en la terraza del hotel, cuando Valentín la había mirado con la misma intensidad con la que uno mira un s