Los ojos de la mujer se agrandaron al escucharlo.
¿Lo que sospechaba?
¿Qué le quería decir con eso?
—No entiendo, Alejandro.
—Eres tú quien está diciendo que no te haga pensar en cosas que no quieres —continuó con frialdad—. Yo solo te estoy dando la razón, como tanto te gusta.
—¿Qué?
No lo reconocía. Estaba siendo demasiado insensible, cosa que no había sido antes en esos meses de relación.
Isabella recordó cómo había iniciado su romance. Ocho meses atrás se conocieron en un evento de beneficencia. Ella acababa de regresar de París, donde había estudiado diseño de moda durante tres años. Siempre había escuchado hablar del rebelde hijo de los Urdiales, mas nunca había llegado a conocerlo en persona, a pesar de que se desenvolvían en el mismo círculo social.
Pero desde el principio, Alejandro tomó un camino diferente al que sus padres habían querido para él. Se suponía que debería liderar la empresa de la familia, pero en lugar de eso, estudió medicina, decisión con la que ninguno de s