Tan pronto como Gabriel colgó el celular, volvió a vibrar como una alarma. Gabriel atendió, con la voz de tía Rosa estallando en pánico:
— ¡Gabriel! ¡Derick recibió un disparo! Fue solo en el brazo, pero… ¡se llevaron a Malú!
Casi dejó caer el aparato.
— ¿Cómo es eso? —rugió, los dedos blanqueando al apretar el teléfono.
— Invadieron la casa… encerraron a todos en el cuarto… Derick llegó a tiempo, pero… — Rosa se ahogó entre sollozos. — ¡Ella desapareció, Gabriel! ¡Hace más de una hora!
Gabriel se apoyó contra la pared, el corazón latiendo frenéticamente. El mundo giraba. Viktor. Solo podía ser Viktor.
— ¡Mierda! ¡Mierda! —golpeó la pared con el puño, pero el dolor ni siquiera llegó al cerebro, necesitaba actuar.
Escribió frenéticamente a Ravi, y la llamada fue atendida antes del primer tono:
— Ravi, Viktor él…
— Ya sé… —cortó Ravi, el susurro tan frío que casi congeló la línea—. ¡Está aquí! ¡En la fiesta! ¡Con ella!
Gabriel se congeló.
— ¿Cómo…? —Gabriel se detuvo por un momento, tra