Malú, con el rostro marcado por el pavor, soltó las manos de Ravi y comenzó a negar frenéticamente con la cabeza. Ya no podía sostenerle la mirada. Las lágrimas brotaban mientras se encogía, abrazando su propio cuerpo, y entre sollozos confesó:
—No… el padre de May no… él… él…
Ravi, con el corazón apretado, preguntó:
—¿Lo amabas?
Ella asintió, con la voz temblorosa:
—Sí…
Él se mostró aún más indignado, con la voz cargada de rabia contenida:
—Y por eso se aprovechó de ti…
—¡No! —interrumpió ella, casi gritando—. No fue eso… Amo al padre de May porque… porque él también es mi padre. ¡May no es mi hija… es mi hermana!
Ravi quedó estático, totalmente sorprendido. Respiró hondo, tratando de procesar aquella revelación. No entendía por qué Malú ocultaba tantas cosas, pero sabía que había algo muy terrible detrás de tantos secretos, así que, mirándola, preguntó:
—¿Y dónde están sus padres, ambas?
Malú respiró hondo, como preparándose para contar algo que había guardado por tanto t