Natasha se encontraba en un lugar hermoso, casi irreal. A su alrededor, solo había flores y plantas en tonos rosados, lilas y púrpuras. El aire estaba impregnado de un aroma dulce y embriagador, mientras suaves pétalos flotaban con la brisa. No comprendía cómo había llegado allí ni qué hacía en ese lugar.
Comenzó a caminar lentamente, esperando encontrar a alguien que pudiera darle respuestas, pero no había nadie. Un instante atrás estaba de visita en una casa y ahora, inexplicablemente, se hallaba en lo que parecía un paraíso.
Alzó la vista y observó aves de múltiples colores, libélulas y mariposas revoloteando bajo el cielo. A lo lejos, distinguió la figura de una mujer de cabellos mitad plateado y mitad negro ojos tan hermosos que parecían brillar, era de un lila. La mujer reía suavemente mientras caminaba, y tras ella venían otras mujeres con alas luminosas y extrañas.
«¿De qué se trata todo esto?», se preguntó Natasha, intrigada y sin tener la menor idea de lo que estaba sucedien