Natasha recibió otra llamada de su abuela Tasha. Esta vez, la voz de la anciana sonaba firme pero cargada de urgencia. Le dijo que habían decidido adelantar el viaje por motivos importantes. Sin embargo, en realidad, Tasha ya se encontraba en el país desde hacía algunos días. No se lo había confesado a su nieta porque quería esperar el momento adecuado para revelarle la verdad.
Pero algo inesperado había ocurrido: descubrieron que ciertos espíritus antiguos habían comenzado a seguir sus pasos. Por esa razón, Tasha decidió no ocultarlo más. Le envió la ubicación exacta donde debía encontrarla y le pidió que fuera de inmediato. No podían esperar a que pasara la luna nueva. El tiempo se estaba agotado.
Había llegado el momento de revelarle a Natasha la verdad sobre su destino y su pasado. La guardiana Ciel la ayudaría a desbloquear parte de los recuerdos de su madre, Moyana, la gran sacerdotisa, y de los sucesos ocurridos en tiempos antiguos, cuando la guerra espiritual marcó el inicio de