Aleksi daba vueltas, inquieto, mientras observaba su reloj de pulsera. La ansiedad le recorría las venas como fuego líquido. Esta noche sería la subasta y mañana el ritual antiguo con las doncellas. Era una tradición oscura, ancestral, marcada por una maldición que le había sido otorgada por una entidad tan poderosa como maligna. Una bruja, aunque lo había hecho innumerables veces, esa noche tenía un peso distinto. Había demasiados lobos interesados en la subasta. Por lo que, tenía que jugar bien sus cartas.Sin embargo, Aleksi sabía que el dinero no sería un problema. Era lo único que le sobraba. Décadas en el mundo le habían permitido construir un imperio. No era solo millonario, era un billonario despiadado, con la capacidad de comprar lo que quisiera, cuando quisiera. Conocía bien a los otros jugadores del juego. Sabía que Ricardo, era un hombres de aparente lealtad, quizá tenían sus propios intereses escondidos. Aun así, confiaba en que nada saldría mal.La subasta no era simplem
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