El precio del perdón (3era. Parte)
Unos meses después
Málaga
Iván
La visita de Andrés me dejó con un dilema insoportable. No se trataba de renunciar a la herencia de mi padre; eso poco me importaba.
Lo que dolía era alejarme de Camila, renunciar a su amor a cambio de mi libertad.
Esa noche, en la oscuridad de la celda, el silencio era tan espeso que podía oír el latido de mi propio corazón. Repasé una y otra vez cada recuerdo: desde aquella primera noche que la vi —la forma en que me miró sin saber quién era— hasta este presente doloroso que nos había arrebatado tanto.
El amanecer me encontró despierto, con la mente agotada y el alma hecha trizas. Ya había tomado una decisión cuando el abogado Riera se presentó para hablarme de mi defensa. Apenas cruzó la puerta, lo interrumpí.
—Iván —comenzó, dejando los papeles sobre la mesa—, con la declaración de Miguel Alcántara tenemos una gran oportunidad de solicitar una nueva prueba de ADN. Y el diario de doña Beatriz respalda el romance de don Eduardo con tu madre. Esto puede