Nosotros (1era. Parte)
El mismo día
Málaga
Iván
Ese tal vez, envuelto en una mirada cautivadora, gritaba más que cualquier palabra. Ella también me anhelaba, más allá de los besos o las caricias, pero supongo que necesitaba aprender a dar un paso a la vez para volver a ser los mismos.
Sin embargo, qué difícil me lo hacía con cada roce, con cada beso fugaz mientras preparábamos el desayuno. Y para colmo, la razón terminó escapando por la ventana cuando la vi tan sensual, vistiendo solo mi camisa. Me arrastró a perder la voluntad, y en su lugar quedó el deseo… la pasión por volver a sentirla mía.
Vaya si fue un reencuentro hermoso. Nuestros cuerpos hablaron por nosotros, fundiéndose en uno solo. Fue sublime escuchar sus gemidos, ser esclavo de su piel, comprender que, sin ella, nada tenía sentido.
Y ahí, en el calor del momento, todavía abrazado a su pecho después de horas amándola, por primera vez en mucho tiempo me sentí completo… como si todo lo roto en mí encontrara un lugar donde encajar. Cerré los ojos,