El peso del apellido (1era. Parte)
El mismo díaMálagaRamiroEl poder y el dinero generan envidia y enemigos, pero la cuestión es aprender a proteger tu legado, y eso solo lo consigues siendo cruel, frío, pragmático. Cueste lo que cueste, estarás en el lugar que quieras estar. Yo lo supe desde siempre: necesitaba llegar a la cima. Esperaba con ansias sentarme en la silla de mi padre, dirigir el legado familiar, pero vivía escuchando evasivas, excusas, posponiendo lo inevitable. Alegaban que no tenía su visión para los negocios. Y creí, ingenuo, que con su muerte por fin sería el elegido.Error monumental. La bomba me cayó como un balde de agua helada.Estaba en la mansión, organizando cada detalle para el funeral de mi padre, cuando apareció Juliana Ferrer, la abogada de la empresa, con esa seriedad incómoda que anuncia problemas.—Buenos días, Ramiro, doña Beatriz… tengo noticias desagradables —dijo, dejando los papeles sobre la mesa.—Por favor, Juliana… nada puede ser peor que la muerte inesperada de mi padre —repl
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