El viaje de regreso transcurrió con calma.
Uno a uno, Enzo fue dejando a los antiguos compañeros en sus respectivos destinos.
Cuando Nicolás bajó, se apoyó en la ventana de la camioneta y le dirigió una sonrisa cómplice a Enzo.
—La próxima semana tenemos un reencuentro con los compañeros del instituto. —Comentó con tono despreocupado. —Deberías venir, y mejor aún si traes a tu esposa.
Amatista alzó una ceja, divertida.
—Oh, ¿así que ahora soy la atracción del evento?
Nicolás se encogió de hombros con una sonrisa.
—Definitivamente vas a causar sensación.
Enzo no respondió de inmediato, pero su mirada decía mucho.
No era un hombre que disfrutara de reuniones sociales innecesarias.
Pero sabía que Nicolás no se lo propondría si no creyera que valía la pena.
Así que asintió con calma.
—Lo pensaré.
—Hacelo. —Nicolás se despidió con un gesto y se alejó.
La última en bajar fue Sofía.
Cuando la camioneta se detuvo frente a su casa, ella los miró con una sonrisa suave.
—Gracias por el viaje, En