La fiesta continuaba en la madrugada, con las copas alzadas y las risas resonando en el aire.
Los presentes ya estaban más relajados, con los sacos desabotonados, las corbatas aflojadas y los zapatos de tacón abandonados en algún rincón.
Mateo y Clara seguían en la pista de baile, disfrutando de los últimos momentos de su boda, mientras el resto del grupo conversaba entre tragos y bromas.
—Miren nada más quién está a punto de cumplir años. —dijo Emilio con una sonrisa burlona, señalando a Enzo.
Los demás se unieron al festejo, rodeando a Enzo con palmadas en la espalda y brindis anticipados.
—Feliz cumpleaños, Bourth. —dijo Maximiliano Sotelo, levantando su copa.
—Espero que disfrutes tu último año de juventud antes de volverte un viejo aburrido. —agregó Paolo, riendo.
—¿Último año? —se burló Dario—. Este ya está casado, con hijos y todo, es un anciano desde hace rato.
Las carcajadas no se hicieron esperar.
Enzo rodó los ojos, tomando un sorbo de whisky con calma.
—Si ser un anciano s