Mundo ficciónIniciar sesiónUn lazo prohibido, un poder que despierta… y una guerra que devorará a quienes no estén preparados para enfrentarla. ⚠️ADVERTENCIA: Esta historia contiene material explícito en ocasiones como el incesto, además, podría herir la sensibilidad de algunas personas. Y si no es de su agrado abstenerse a leerla. Se recomienda discreción.
Leer másArrancamos la edición de esta historia
Hola a todos. Si ya la empezaron a leer, no habrá cambios en la trama, solo que siempre al editar, quizás se alarguen un poco. Si no quieren releer, no pasa nada, pero siento que serán cambios que enriquecerán la historia.
¡Un beso y a los nuevos lectores, un HOLA!
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🅟🅡🅞🅛🅞🅖🅞
Claudia es una diosa, exuda sexo y no es que lo haga adrede, ella es sexo puro. Sin embargo, tal como para mí, todo en ella es familiar, ella ignora mi existencia. Ignora que la cuido de lejos mientras intento deshacer lo que hace su padre. Maldito bastardo que la pone en peligro una y otra vez.
Soy un jodido demente, —si mi forma de hablar no lo deja claro, lo harán mis acciones—soy un puto jodido la sigue día y noche. Pero solo así puedo mantenerla a salvo. Mis hombres me respetan, pero no por ello no piensan que estoy mal. Eso sí, nunca lo dirán y por eso están trabajando para mí.
Me sé de memoria cada uno de sus gestos, sus gustos, también lo que le desagrada. Podría acercarme a ella, conversar y comprobar que es aún más perfecta de lo que es a la distancia. Pero aún no era tiempo. Por ello mientras la miraba de lejos comprendí que mis sentimientos estaban más allá del control.
De solo imaginarla desnuda en mi cama me pongo duro. Mi deseo por ella me vuelve loco y llegará el día que la escuche gritar mi nombre. Pero con ella debo ser cauto pues, aunque le sonreía a sus amigos en la universidad, en su mirada había miedo.
También notaba los moretones y marcas en su piel de porcelana. Sabía quién era el responsable y por eso cuando llegase el momento le aplastaría como el insecto que era. Muchos de mis socios eran socios de su padre y constantemente venían a mí con información sobre la forma en que la golpeaba si hablaba sin permiso.
Esperaba de verdad que ella me aceptase, que no temiera a la violencia que vivía en mí, porque ella sería mía.
Quisiera o no.
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Un abrazo grande y nos vemos en el siguiente capítulo❗
Narra OliviaVi a mi hija perder el conocimiento y mi corazón se desgarró de miedo, pero al mismo tiempo no podía apartar la mirada del milagro que tenía entre sus brazos. Elion respiraba. Lloraba con la fuerza de cualquier recién nacido. Su energía, aunque dormida, estaba allí... oculta, esperando su momento.—Estará bien —murmuré, acariciando la mejilla de mi nieto—. Ahora solo necesita a su madre... y a todos nosotros.Las hechiceras sellaron el círculo, no para contener el caos esta vez, sino para proteger al niño y a su madre mientras dormían. Un silencio reverente cubrió la sala, y cada lobo, sabio y guardia se inclinó ante el heredero recién nacido de Royal Herd.Elion aún era frágil. Su cuerpecito pequeño y tibio parecía sostener, sin saberlo, el peso de un mundo entero. Y, sin embargo, había logrado lo que generaciones de líderes no habían conseguido: unir a toda una manada con un solo llanto, con un solo respiro.Esa certeza me calaba los huesos mientras lo observaba dormir
Narra ChloëEl grito se me escapó de los labios con una fuerza que desgarró el aire. El dolor me atravesaba como fuego líquido, pero no era solo dolor físico: era la energía de Elion desbordándose, intentando abrirse paso en un mundo que aún no estaba preparado para él.El suelo comenzó a temblar bajo nosotros. Las runas trazadas en la piedra ardieron con un resplandor cegador, y las paredes de la habitación crujieron como si quisieran derrumbarse. El rugido de la tierra se mezclaba con mi respiración entrecortada, con mi corazón latiendo como un tambor de guerra.—¡Conténganlo! —gritó una de las hechiceras, alzando las manos.Los cánticos se intensificaron, creando un blindaje energético a nuestro alrededor. Una cúpula de luz azulada estalló en medio de la sala, formando un escudo que destellaba cada vez que mi energía se desbordaba.Objetos comenzaron a volar por los aires: mesas, sillas, cántaros con agua sagrada, incluso las antorchas que iluminaban la sala fueron arrancadas de su
Una nueva contracción me arrancó un grito ahogado. Sentí cómo Elion empujaba con fuerza, recordándome que no había tiempo que perder. Mis manos se aferraron a las sábanas, y por un instante todo el mundo se redujo a mi vientre y a la necesidad urgente de mantenerme consciente, de mantenernos a salvo.Afuera, los gritos de Henrry resonaban cada vez más fuertes. Su rabia parecía golpear las entradas de la manada, retumbando hasta mis oídos, mezclándose con el dolor de las contracciones.—¡No me detendrán! —vociferó, furioso—. ¡Chloë es mía, y la veré ahora!Olivia se adelantó, desde el balcón tomó su forma lobo y saltó, firme, con la mirada de fuego que solo una madre puede tener. Y atrás de ella, Erik.—Henrry, retrocede ahora —ordenó, su voz firme como un látigo—. No entrarás ni un paso más.Erik tomó posición junto a Olivia, bloqueando el paso. Su cuerpo era una muralla, y aunque sentía miedo, su determinación era inquebrantable.—Papá... —susurré, mi voz apenas audible—. No... no ah
Narra ChloëEl dolor me atravesó como un rayo, seco y repentino, obligándome a doblarme sobre mí misma mientras sostenía con fuerza el borde de la mesa de madera. El aire se me escapó de los pulmones y un gemido bajo me rompió los labios.Las primeras contracciones.Olivia estaba allí, siempre alerta. Su mano cálida se posó en mi espalda, transmitiéndome esa fuerza que solo una madre puede dar.—Aguanta, hija... —susurró con ternura, aunque en sus ojos se escondía una sombra de miedo.Erik, por su parte, se mantenía a mi lado, con los puños apretados, luchando contra la impotencia de no poder hacer más que mirarme. Sentía su tensión como si fuera mía.—Todo va a estar bien, Chloë. No voy a dejar que nada te pase —dijo con firmeza, aunque su voz temblaba.La vida en Royal Herd se había vuelto un torbellino los últimos días. Las hechiceras recorrían la aldea como espectros incansables, trazando símbolos de protección en cada entrada, reforzando los círculos de poder que rodeaban la mana
Narra AbelLa luna llena colgaba pesada en el cielo, teñida de un tono rojizo que parecía presagio. Desde lo alto de la colina, la frontera entre Blood Moon y las tierras libres se extendía como una cicatriz abierta, un recordatorio de que las sombras nunca habían dejado de avanzar.Inspiré profundamente. El aire olía a hierro, a cenizas... a sangre próxima.La promesa de Thomas resonaba en mi mente."El trono será tuyo, Abel. Pero primero, deja que la oscuridad haga lo suyo."No confiaba en él. No confiaba en los vampiros, nunca lo hice. Pero tampoco podía negar que su plan era tentador. Gobernar Blood Moon. Regresar como alfa no de una manada, sino de un reino. Ser temido, respetado... reconocido. Algo que jamás tuve en Alfa y Luna, la primera manada en la que vivimos muchos años antes del atentado, ni siquiera con Chloë.Mis puños se cerraron con rabia.Chloë.La había dejado atrás, pero su recuerdo me perseguía como un fantasma. Su mirada decepcionada, sus palabras de despedida. Y
Narra ChloëHan pasado meses desde aquella noche en el archivo.Royal Herd volvió a teñirse de paz, como si la tormenta hubiese quedado atrás. Las calles de la aldea respiraban tranquilidad, las risas de los cachorros resonaban en los patios, y mi madre, Olivia, parecía haber recuperado su luz. La manada me celebraba como protectora, pero dentro de mí... yo sabía que esa calma era apenas el eco antes de un nuevo rugido.Mi vientre ya era redondo, pesado, y las semanas finales del embarazo me hacían sentir más frágil y poderosa a la vez. Elion estaba inquieto, más que nunca. No solo lo sentía moverse... lo escuchaba, lo soñaba, lo vivía en mi mente como un segundo corazón que latía en sincronía con el mío.Y había algo más.Algo que ardía en mi sangre.Darion lo había advertido: el cromosoma Cannis Nosferatu Sapiens estaba entrando en su fase final de desarrollo. Sus palabras aún resonaban en mi memoria.—Cuando despierte por completo, tu linaje no tendrá límites. Pero cada don despier
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