Mundo de ficçãoIniciar sessãoUn lazo prohibido, un poder que despierta… y una guerra que devorará a quienes no estén preparados para enfrentarla. ⚠️ADVERTENCIA: Esta historia contiene material explícito en ocasiones como el incesto, además, podría herir la sensibilidad de algunas personas. Y si no es de su agrado abstenerse a leerla. Se recomienda discreción.
Ler maisDesde el principio de los tiempos, las manadas susurraban sobre una loba destinada a quebrar las leyes de la sangre y a despertar un poder olvidado. Una historia transmitida en susurros, un mito enterrado por los siglos… hasta que nació Chloë.
A simple vista, su vida parecía común. Creció con los sueños que toda loba compartía: esperar la mayoría de edad, transformarse por primera vez y hallar a su mate. Pero el día de su transformación, lo que debía ser motivo de orgullo se convirtió en un destino cruel. Bajo la luz de la luna, Chloë descubrió la identidad de su compañero de alma: Abel, su propio hermano. El lazo ardía en lo más profundo de ella, imposible de rechazar, pero también prohibido por todas las normas que regían a las manadas. Lo que parecía un error del destino, una maldición en su vida, pronto reveló ser algo mucho más profundo. Con el paso de los días, Chloë comenzó a experimentar cambios extraños. Sueños en llamas, visiones perturbadoras y voces que parecían llamarla desde lo desconocido invadían sus noches. Cada luna llena fortalecía aquella conexión con lo oculto: escenas de batallas, sombras que avanzaban y futuros inciertos se mostraban ante sus ojos como advertencias imposibles de ignorar. No eran simples pesadillas, sino premoniciones. Su cuerpo también comenzó a transformarse. Sus sentidos se agudizaban, su energía se expandía y en su interior despertaba algo que no pertenecía a los lobos comunes. Su ADN estaba mutando, respondiendo a una fuerza antigua y olvidada. Pronto, los más sabios de la manada reconocieron lo que intentaban negar: la sangre de una raza extinta latía en ella. Lobos ancestrales que habían sido borrados de la historia ahora renacían a través de Chloë. La revelación cambió todo. Ya no se trataba solo de un lazo prohibido, sino de una profecía que se cumplía en silencio. Chloë no era una loba cualquiera; era el eco de los ancestros, la portadora de un poder temido y deseado en igual medida. Y ese poder, si no era controlado, podía convertirse en la chispa que desatara la destrucción de todas las manadas. Pero el mundo alrededor no se detenía. Mientras Chloë intentaba comprender sus dones y aceptar un vínculo imposible, la tensión entre las manadas crecía. Viejas enemistades resurgían, alianzas se rompían y la sombra de una guerra inminente se alzaba sobre todos. La oscuridad avanzaba, silenciosa pero implacable, y pronto nadie estaría a salvo. Los ancestros la habían marcado desde el nacimiento. La oscuridad la perseguía a cada paso. Y aunque luchara por escapar de un destino que no había pedido, sus visiones y sus poderes despertaban cada vez con mayor intensidad, arrastrándola hacia el camino que los dioses habían trazado para ella. Chloë debía tomar una decisión imposible: abrazar el don que la consumía y aceptar su papel en una profecía que podía cambiarlo todo, o negarse a sí misma y dejar que el mundo se sumiera en ruinas. Porque su poder no solo era la clave de la guerra que se avecinaba, sino también la única esperanza de sobrevivir a ella. El destino de su familia, de su manada y de todos los lobos estaba entrelazado con el suyo. Y lo más aterrador era que la línea entre salvación y destrucción dependía únicamente de lo que eligiera. Porque cuando la sangre despierta, la leyenda comienza. Todos los derechos reservados. —DiegoRamos.Narra OliviaVi a mi hija perder el conocimiento y mi corazón se desgarró de miedo, pero al mismo tiempo no podía apartar la mirada del milagro que tenía entre sus brazos. Elion respiraba. Lloraba con la fuerza de cualquier recién nacido. Su energía, aunque dormida, estaba allí... oculta, esperando su momento.—Estará bien —murmuré, acariciando la mejilla de mi nieto—. Ahora solo necesita a su madre... y a todos nosotros.Las hechiceras sellaron el círculo, no para contener el caos esta vez, sino para proteger al niño y a su madre mientras dormían. Un silencio reverente cubrió la sala, y cada lobo, sabio y guardia se inclinó ante el heredero recién nacido de Royal Herd.Elion aún era frágil. Su cuerpecito pequeño y tibio parecía sostener, sin saberlo, el peso de un mundo entero. Y, sin embargo, había logrado lo que generaciones de líderes no habían conseguido: unir a toda una manada con un solo llanto, con un solo respiro.Esa certeza me calaba los huesos mientras lo observaba dormir
Narra ChloëEl grito se me escapó de los labios con una fuerza que desgarró el aire. El dolor me atravesaba como fuego líquido, pero no era solo dolor físico: era la energía de Elion desbordándose, intentando abrirse paso en un mundo que aún no estaba preparado para él.El suelo comenzó a temblar bajo nosotros. Las runas trazadas en la piedra ardieron con un resplandor cegador, y las paredes de la habitación crujieron como si quisieran derrumbarse. El rugido de la tierra se mezclaba con mi respiración entrecortada, con mi corazón latiendo como un tambor de guerra.—¡Conténganlo! —gritó una de las hechiceras, alzando las manos.Los cánticos se intensificaron, creando un blindaje energético a nuestro alrededor. Una cúpula de luz azulada estalló en medio de la sala, formando un escudo que destellaba cada vez que mi energía se desbordaba.Objetos comenzaron a volar por los aires: mesas, sillas, cántaros con agua sagrada, incluso las antorchas que iluminaban la sala fueron arrancadas de su
Una nueva contracción me arrancó un grito ahogado. Sentí cómo Elion empujaba con fuerza, recordándome que no había tiempo que perder. Mis manos se aferraron a las sábanas, y por un instante todo el mundo se redujo a mi vientre y a la necesidad urgente de mantenerme consciente, de mantenernos a salvo.Afuera, los gritos de Henrry resonaban cada vez más fuertes. Su rabia parecía golpear las entradas de la manada, retumbando hasta mis oídos, mezclándose con el dolor de las contracciones.—¡No me detendrán! —vociferó, furioso—. ¡Chloë es mía, y la veré ahora!Olivia se adelantó, desde el balcón tomó su forma lobo y saltó, firme, con la mirada de fuego que solo una madre puede tener. Y atrás de ella, Erik.—Henrry, retrocede ahora —ordenó, su voz firme como un látigo—. No entrarás ni un paso más.Erik tomó posición junto a Olivia, bloqueando el paso. Su cuerpo era una muralla, y aunque sentía miedo, su determinación era inquebrantable.—Papá... —susurré, mi voz apenas audible—. No... no ah
Narra ChloëEl dolor me atravesó como un rayo, seco y repentino, obligándome a doblarme sobre mí misma mientras sostenía con fuerza el borde de la mesa de madera. El aire se me escapó de los pulmones y un gemido bajo me rompió los labios.Las primeras contracciones.Olivia estaba allí, siempre alerta. Su mano cálida se posó en mi espalda, transmitiéndome esa fuerza que solo una madre puede dar.—Aguanta, hija... —susurró con ternura, aunque en sus ojos se escondía una sombra de miedo.Erik, por su parte, se mantenía a mi lado, con los puños apretados, luchando contra la impotencia de no poder hacer más que mirarme. Sentía su tensión como si fuera mía.—Todo va a estar bien, Chloë. No voy a dejar que nada te pase —dijo con firmeza, aunque su voz temblaba.La vida en Royal Herd se había vuelto un torbellino los últimos días. Las hechiceras recorrían la aldea como espectros incansables, trazando símbolos de protección en cada entrada, reforzando los círculos de poder que rodeaban la mana
Narra AbelLa luna llena colgaba pesada en el cielo, teñida de un tono rojizo que parecía presagio. Desde lo alto de la colina, la frontera entre Blood Moon y las tierras libres se extendía como una cicatriz abierta, un recordatorio de que las sombras nunca habían dejado de avanzar.Inspiré profundamente. El aire olía a hierro, a cenizas... a sangre próxima.La promesa de Thomas resonaba en mi mente."El trono será tuyo, Abel. Pero primero, deja que la oscuridad haga lo suyo."No confiaba en él. No confiaba en los vampiros, nunca lo hice. Pero tampoco podía negar que su plan era tentador. Gobernar Blood Moon. Regresar como alfa no de una manada, sino de un reino. Ser temido, respetado... reconocido. Algo que jamás tuve en Alfa y Luna, la primera manada en la que vivimos muchos años antes del atentado, ni siquiera con Chloë.Mis puños se cerraron con rabia.Chloë.La había dejado atrás, pero su recuerdo me perseguía como un fantasma. Su mirada decepcionada, sus palabras de despedida. Y
Narra ChloëHan pasado meses desde aquella noche en el archivo.Royal Herd volvió a teñirse de paz, como si la tormenta hubiese quedado atrás. Las calles de la aldea respiraban tranquilidad, las risas de los cachorros resonaban en los patios, y mi madre, Olivia, parecía haber recuperado su luz. La manada me celebraba como protectora, pero dentro de mí... yo sabía que esa calma era apenas el eco antes de un nuevo rugido.Mi vientre ya era redondo, pesado, y las semanas finales del embarazo me hacían sentir más frágil y poderosa a la vez. Elion estaba inquieto, más que nunca. No solo lo sentía moverse... lo escuchaba, lo soñaba, lo vivía en mi mente como un segundo corazón que latía en sincronía con el mío.Y había algo más.Algo que ardía en mi sangre.Darion lo había advertido: el cromosoma Cannis Nosferatu Sapiens estaba entrando en su fase final de desarrollo. Sus palabras aún resonaban en mi memoria.—Cuando despierte por completo, tu linaje no tendrá límites. Pero cada don despier
Último capítulo