Narra Chloë
Han pasado meses desde aquella noche en el archivo.
Royal Herd volvió a teñirse de paz, como si la tormenta hubiese quedado atrás. Las calles de la aldea respiraban tranquilidad, las risas de los cachorros resonaban en los patios, y mi madre, Olivia, parecía haber recuperado su luz. La manada me celebraba como protectora, pero dentro de mí... yo sabía que esa calma era apenas el eco antes de un nuevo rugido.
Mi vientre ya era redondo, pesado, y las semanas finales del embarazo me hacían sentir más frágil y poderosa a la vez. Elion estaba inquieto, más que nunca. No solo lo sentía moverse... lo escuchaba, lo soñaba, lo vivía en mi mente como un segundo corazón que latía en sincronía con el mío.
Y había algo más.
Algo que ardía en mi sangre.
Darion lo había advertido: el cromosoma Cannis Nosferatu Sapiens estaba entrando en su fase final de desarrollo. Sus palabras aún resonaban en mi memoria.
—Cuando despierte por completo, tu linaje no tendrá límites. Pero cada don despier