Capítulo 57: Una Broma Cruel.
Lía sabía que debía encontrar otro empleo cuanto antes. No solo por ella, sino por el hijo que venía en camino.
Los gastos aumentarían y, aunque el miedo la apretaba por dentro, tenía claro que no volvería a la casa de su madre.
Eso no estaba en sus planes.
No después de todo lo que había vivido, no después de haberse prometido que jamás regresaría a ese lugar donde solo la hacían sentir culpable y derrotada.
Debía salir adelante por sí misma… y por el bebé que crecía dentro de ella.
Una semana después, Lía llegó acompañada de Lucía.
La niña, curiosa, se escondía detrás de su falda, mirando con esos ojos grandes y expresivos que parecían absorberlo todo.
—Ella quería conocerlo —explicó Lía con una sonrisa—. Le conté que un amigo estaba enfermo.
Nicolás se quedó sin palabras.
Lucía tenía la misma mirada que Betty cuando era pequeña, el mismo gesto de Jorge al sonreír. Un escalofrío le recorrió el cuerpo, como si el tiempo le jugara una broma cruel.
La niña se acercó sin miedo, con