Las sombras aĂșn danzaban en el borde de su conciencia cuando Elira abriĂł los ojos, empapada en sudor y con la respiraciĂłn entrecortada. HabĂa regresado⊠otra vez. A ese lugar donde los recuerdos no pedĂan permiso para volver. Donde las vidas pasadas se filtraban como neblina entre la realidad. Le temblaban los dedos al tocarse el pecho, como si aĂșn sintiera el peso invisible de aquellas cadenas de otra Ă©poca.
Kael dormĂa a su lado, ajeno por un instante a la tormenta en la que ella se habĂa sumergido. Su rostro, tan sereno en la oscuridad, contrastaba con el caos que hervĂa dentro de ella.
Elira se levantó en silencio, envolviéndose en una manta y caminando hacia la pequeña ventana de la cabaña. Afuera, la luna derramaba su luz plateada sobre el bosque dormido. Pero su mente estaba atrapada en otra luna⊠una de una vida anterior.
Porque habĂa visto a aquel hombre de nuevo. El loco. No en el presente, no aĂșn. Pero en su sueñoâo mejor dicho, en su recuerdoâĂ©l habĂa estado ahĂ. EsperĂĄndo