Ángela Hacket es hija una las familias fundadoras Hackett Stown un tranquilo pueblecito que guarda un oscuro secreto. La vida le dará un vuelco cuando su esposo le confiese que no despierta “ningún deseo, su cuerpo gordo" Decepcionada de la vida y dispuesta a cambiar todo su mundo sin demandas de nadie que no sea ella misma. Conoce a un misterioso muchacho en un gimnasio, que le pondrá picante y sabor a su aburrida vida, ¿qué esconderá este guapo chico?
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—¡Claramente, esa era una chica a la que conocías, Daniel, pretendes que me haga la tonta y finja! —Increpe siguiéndolo de cerca, buscando su rostro que escondía mientras nos dirigíamos a nuestra habitación de hotel.
—Sería mucho pedir que hicieras eso entonces, ser prudente es digno de una buena novia. —Dijo con una leve sonrisa de medio lado, burlándose de mi inteligencia.
—¡Deja de burlarte de mí! Eres un mentiroso manipulador — tapé mi boca con rapidez sorprendida de mí, extraño arrebato, yo jamás había insultado a nadie, ni siquiera estando molesta. Detuvo sus pasos, se giró hacia mí con una expresión de ira, acercándose rápidas zancadas.
—¡Te parece poco todo lo que he sacrificado! Obligándome a casarme con la cerda andante de los Hacket, tú sabes lo que supuso eso a mí, reputación familiar, todo el mundo se burla de mí —aparte mi mirada con dolor al escuchar sus palabras —¿Querías sinceridad? Pues ahí la tienes, primor. Si, me acosté con cuanta mujer se me cruzo por la vista, pero no me culpes… tan solo mírate a un espejo por un segundo, no despiertas ni el más mínimo deseo en ningún hombre Ángela… eres una ballena andante —algunas lágrimas brotaron de mis ojos, volviendo mi mirada aunó de los espejos de aquel pasillo tan elegante. Aparte mis ojos de aquel reflejo y le mire de nuevo temblorosa.
—Estoy harto de ti… quería casarme con tu hermana, y mira con quien termine comprometiéndome, solo porque tu madre me lo pidió, porque de otra manera ni te dirigiría la palabra. —Paso por mi lado dejándome en aquel solitario pasillo, puse mis manos en mis oídos intentando acallar esas malditas voces de mi cabeza.
¶
—¿Señorita Ángela, donde está? —indico en susurros la señorita Rotermaller nuestra ama de llaves. Me estiré en la cama del hotel y un fuerte dolor de cabeza me acoso el cerebro, me quede con dolor abriendo uno de mis ojos.
—Estoy en cama lidiando con una fuerte resaca, ¿por qué susurras?
—Estoy en el salón de actos escuchando el acto protocolario de su madre, está a punto de llamaros para elegir a la persona que la acompañara
—¿Q-q-qué? No, no, no, no… —increpé mirando la hora y sentí que me desmayaba. Me levanté con rapidez corriendo de un lado para otro, como pudo olvidarlo, estoy completamente loca, tiene que ser eso… me estoy volviendo loca. —¡Porque no me llamaste antes! —increpe al recordar que seguía en llamada.
—Señorita Ángela, usted no llega tarde a ningún lado, además… ha esperado este día como nadie más —cerré mis ojos con disgusto porque sus palabras no podían tener más razón. Me senté en la cama mientras recolocaba mis zapatos.
—Lo sé… lo sé… solo ignórame, soy una completa descuidada. Estaré ahí en 30 minutos —colgué, me miré en el espejo arreglando mi conjunto de falda y saco confeccionado, pero como siempre me quedaban ajustados haciéndome ver ridícula, pero ¿por qué? Si hacía solo unos días lo había preparado con mis medidas exactas, aparte mi mirada de aquella ridícula broma y me centré en lo verdaderamente importante, mi futuro… en lo que había estado trabajando desde que nací, lo que significaba llevar el apellido Hacket, había estudiado toda mi vida para llegar aquí. Trabajar al lado de mi madre y en un futuro no muy lejano ser la próxima alcaldesa de Hacket Stown, ya casada con Daniel, solo esperaba una vida tranquila y maravillosa, aunque sabía perfectamente que él no me amaba, tenía el ferviente deseo que me amara con el tiempo, pero creo que espere mucho de algo imposible.
Baje del auto con rapidez y sin esperar ni un segundo camine directo al parlamento donde se estaba convocando la reunión, camine con pasos acelerados siguiendo la voz de mi madre bajo el micrófono. Cuando llegue al salón de actos, me asome por la puerta doble viendo a todo ese público mirar a la mujer elegante que hablaba con seguridad detrás del atril. Respire hondo, sintiendo como el corazón me bombeaba mientras me preguntaba cómo sería capaz de alguna vez hablar con tanta seguridad.
—Este es tu momento, Ángela, no debes temer… no hoy. —Me llene de valor y entre en el lugar llamando la atención de todos, mi hermana ya sentada detrás de mi madre me miro, los murmullos de la gente se hicieron eco en la sala y en mi mente, cada palabra de las personas era como dagas a mi putrefacta protuberancia llamada inseguridad, que crecía y crecía afeándome más. Alce mis ojos donde se encontraba mi madre lanzándome una dura mirada dé desapruebo, mis preocupaciones crecieron preguntándome de nuevo que ¿había hecho mal? De nuevo era quien la avergonzaba. Y sin darme cuenta pisé mal un escalón cayendo de bruces en el suelo, mi madre respiro hondo y encaminándose hacia mí me levanto fingiendo una falsa sonrisa al público. Aprisiono mi brazo con fuerza para luego susurrarme.
—¿Qué haces vestida así? Ni para este nombramiento puedes intentarlo… —nerviosa caminé al lado de mi sombra, la persona que era mi sangre y al mismo tiempo mi rival en todo, ella era todo lo que a mí me faltaba, pero este puesto era mío, tal vez yo jamás tendría la belleza y el carisma de ella, pero tenía la inteligencia y el conocimiento que un puesto así requería, mi madre vería eso a pesar de que no fuera su favorita.
—Disculpen la interrupción, como os decía. Nuestras familias llevan de generación en generación guiando a nuestro querido pueblo de Haket Stown, llenándolos de orgullo con las personas que pones a disposición del pueblo. Hoy es el día que otorgaré el cargo de sub alcalde, preparando al futuro líder de este pueblo —todos aplaudieron mientras la rigidez de los nervios surcaba cada extremo de mí.
—No te escogerá — escuché decir a Kara que también miraba el público.
—No sabes nada, esta vez estoy más preparada que tú —indique manteniendo una imperturbable expresión, no iba a dejar que me afectaran sus comentarios.
—Sé mucho más que tú de nuevo, la escuche… ¿Crees que me importa ese estúpido cargo? Si hoy me escogen es por decisión de Carmila no mía, se enteró de que Daniel quiere el divorcio —me volví con rapidez hacia ella recibiendo su fría expresión.
—Tú le dijiste…
—¿Tú qué crees? —asustada, aparte mi mirada, apretando mis puños.
—Mis hijas Ángela y kara —las personas empezaron aplaudir y vi como kara se levantó con elegancia, la observe de nuevo y me levante con rapidez sintiendo inseguridad de sus palabras. Si era así como ella lo había dicho…. Mi madre puso sus manos en nuestros hombros.
—Una de ellas me ayudará en mis labores como alcaldesa y en un futuro tomará mi puesto y ya tengo mi elección.
—Madre necesito decirte…. —susurre levemente tensa, me lanzo una dura mirada para decir.
—Kara será mi nueva subalterna, quiero que ella aprenda las labores de alcaldesa para que en el futuro se prepare para las elecciones de Haket Stown —apreté mis dientes aguantando las inminentes lágrimas que intentaban brotar. Los aplausos no se hicieron de esperar, mientas la aburrida expresión permanecía como siempre, era el mismo rostro de mi madre.
¶
—Ángela, Ángela… ¡Ángela! —me giré par mirarla mientras mis ojos se llenaban de lágrimas.
—Te estás comportando como una niñita. —Indico ignorando mi evidente dolor, me adelanto para luego seguirla mi hermana.
—Que importa el recato cuando tu propia madre no confía ni una vez en ti.
—¡¿Basta ya Ángela! Llevas haciendo esa pataleta de niña chica desde que entramos en el auto, ¿ahora pregúntate por qué no confió en ti? —dijo deteniendo sus pasos para girarse hacia mí.
—No lo sé madre, dímelo tú. Ni una… ni una sola oportunidad me das para demostrarte que puedes estar orgullosa de mí.
—Deja el victimismo, confió en ti Ángela, pero me vas a negar que no bebiste la noche anterior, te ves deplorable. Sabes la vergüenza que sentí al verte entrar con ese traje que ni te queda, el cabello echo una porquería. —Agazape mi mirada y con rabia propine.
—¡Mentira! Jamás confías en mí por delante de Kara. Tú sabías lo mucho que me he estado esforzando por obtener este puesto a tu lado, kara no ha hecho nada y aun así la escoges a ella, ¿dime por qué mamá? Soy suficiente dame la oportunidad. —Me miro en silencio con aquella dura mirada gélida.
—Los Golding quieren el divorcio, ha estado contándolo por todo el comité, sabes que detesto esos chismes de intimidad maritales, y más si viniendo de nuestra familia.
—¡¿Y qué?! No es mi culpa que….
—¿Y qué? —propino dura provocando que la mirara.
—Como es posible que me pidas ser mi mano derecha cuando ni siquiera puedes cuidar la imagen de tu apellido, la alcaldesa no solo es buena en sus deberes, sino que debe cuidar tanto su vida íntima, como su vida pública. Jamás debes permitir que ensucien tu buen nombre. Que no puedas cuidar algo tan simple como un matrimonio me hace pensar que no estas listas para un cargo mucho más pesado, así que busca a tu marido, arregla tu matrimonio, y replantéate arreglar tu apariencia, últimamente te veo más gorda que el mes pasado es terrible.
—Así… como si no hubiera desperdiciado meses de mi vida en obtener ¡Ese maldito puesto! —grite como si otra voz saliera muy dentro de mí, una voz que no parecía ser yo.
—¡Esa boca Ángela! No te reconozco, ¿qué te pasa? —entre lágrimas me dirigí hacia mi habitación en silencio, estaba cansada de seguir las leyes de mi madre, de un apellido que no me definía quien era, entonces si no era Ángela Haket la próxima alcaldesa como lo dicta mis ancestros, ¿qué debía hacer? ¿Quién debía ser…? No había respuesta que pudiera calmar el remolino de inquietud dentro de mí, pero si algo había aprendido hoy era que solo seguiría mis propios deseos de ahora en adelante.
Que corra la sangre….—¿Te has quedado a gusto con lo que has hecho? Ni siquiera te importo lo que he estado haciendo todo este tiempo… ¡entonces porque joderme ahora!—¡Porque es una Hackett! Cógete a la que te de la gana, pero no voy a aceptar que traiciones a nuestra raza, con una homicida… ¿has olvidado lo que nos han hecho?—¡¿que nos han hecho, Berenice…?! No habías ni nacido cuando toda esta guerra empezó. Lo único que conozco en esa manada es odio y a su propia gente y sangre inocente derramada. Si mi padre fuera un buen líder, un buen alfa… se preocuparía por la vidas de su gente, no las podría en peligro. ¿Porque no lo puedes entender Berenice? No esta bien lo que hacen… ¿no estas cansada de vivir una vida así?—Prefiero ser leal a mi gente que un traidor cobarde como tú. ¡Debiste haber aceptado el ritual con tu padre y volverte alfa… viviríamos juntos en la manada como era debido, pero tu me decepcionaste y para colmo te fuiste deseando que yo fuera tras de ti… eres una ver
—¡Abre la maldita puerta! —propino de nuevo Berenice pateando la puerta.—¡matt, que esperas ábrele ya! —propine al ver que se había quedado en shock.—¿que…? em… si tienes razón. —le mire con desagrado y el soltó con rapidez.—espera, y tu… que quieres hacer. —dijo vistiéndose con rapidez.—¿cómo que quiero hacer? —propine enojada con la situación y de paso con él, por no ser mucho más fácil. Pero en resumidas cuentas yo había venido aquí por mis propias decisiones. Me levante enojada conmigo misma y él indico.—¡espera! Porque estás enojada… yo no sabía que vendría, no es mi culpa —indico interfiriendo en mi camino para tomarme de los provocando que le mirara.—Si, matt… tu jamás nunca sabes nada.—y que quieres que haga, para mi esto tampoco es fácil.—Sabes que quiero que hagas, que termines con una mujer que claramente no soportas ni tu mismo, deja de mentirle y de mentirte a ti —increpe apuntándole con mi dedeo en su pecho —aparto la mirada soltando un fuerte suspiro.—No es tan
—Quieres morir… —susurro con una voz carrasposa desnudo de torso para arriba, mientras su aliento caliente acariciando mi piel. Solo estaba a unos centímetros de mí.—¿Eso es lo que quieres hacer? —inquirí sintiendo como golpeaba con fuerza mi corazón.—No sabes dónde te has metido…—¿En la boca del lobo? — indiqué jocosa, pero por dentro una ola de nervios me mantenía a la expectativa.—No bromeó, Ángela… vete, ahora.—No quiero.—¡Tú no decides esto! Tiene que irte ahora mismo antes de que te haga daño. Estoy… estoy intentando controlarlo y cada vez se me hace más difícil. No me lo hagas más difícil…—Yo no te tengo miedo… y si piensas que estoy aquí por tu estado… es que tal vez no me conoces lo suficiente. Además… lo veo en tus ojos, eres tú Matt. —Indique alzando mi mano hasta su mejilla… me miro a los ojos y poco a poco se tiñeron de sangre.—Tú lo has querido… —propino jalando mi mano de repente, provocando que pegara un chillido, poso mi brazo con agilidad detrás de mi espalda
—Es tan absurdo, y estúpido… —solté guardado todo en una caja mientras no podía dejar de pensar en lo mismo.—Sea lo que sea, podría parar de azotar el inmobiliario del gimnasio. Con tus arrebatas terminaremos en bancarrota —propino Paul entrando en la habitación con una caja que dejo en el suelo.—Perdón… —soltó un suspiro y dijo.—¿Ahora qué te pasa? —me gire para mirarle mientras recogía el almacén de suministros de limpieza.—Quieres saberlo…. ¿De verdad?—Para eso pregunto, tonta.—Pues déjame que dude un poco de tu amabilidad, si no me entero bien… repruebas todo lo que tenga que ver conmigo.—Eso es verdad, y no creo que cambie, pero es mejor que tenerte rezongando y suspirando todo el rato. —Me miro y sonreí levemente.—Tienes razón, eres el único aquí... que siempre ha sido sincero conmigo. Prefiero que me odies toda la vida a tener que aguantar el peso de las mentiras de las personas.—No juzgues las motivaciones de las personas por querer mentirte…. Querían protegerte.—Com
—¡No! No quiero que me confundas más… si estás con esa mujer, soluciona tus problemas con ella. —Inquirí levantándome de la silla de los vestuarios.—¡Ángela no están fácil! —le mire incrédula y señalándolo con mi dedo propine.—¿Que no es fácil? Es tan simple como ser sincero… si sientes algo por mí me lo dices sin tonterías. No te das cuenta de que esto es real… Lo que siento por ti. —dijo esas últimas palabras en voz baja.—Solo intento por una vez en mi vida hacer las cosas bien, sin sentir que he defraudado a gente importante para mí. Eres importante para mí Ángela… y sé que cuando estés con tu alma gemela no abra cabida para lo que sientas por mí, funciona así… estasis unidos. Y yo también lo estoy… ¡Es una maldición! —increpo alterado como jamás había visto a Matt, aquella sonrisa que siempre quitaba hierro a las circunstancias, hoy había desaparecido. Se veía—¿Y qué pasa si no quiero seguir esos designios? —me miro con frialdad y soltó.—No puedes ir contra la propia naturale
—¡Oye espera! Te digo… ¡Que esperes! —exclame enojada, soltándome de su agarre, con agilidad me empujo con su cuerpo hacia la puerta, provocando que cerrar la puerta tras de mí, quedando a unos centímetros de nuestros rostros.—¿Podemos hablar ahora?—Para que me lo preguntas, si harás lo que te dé la gana. —Sonrió levemente y apoyando su mano a mi lado, encerrándome entre la puerta y él. Le parecía muy gracioso jugar conmigo, de esta manera, hacía unos minutos estaba con su novia.—Matt, no estoy para tus juegos… No tienes — indiqué con desdén apartándolo. Todo en él me llamaba… y los intensos impulsos que susurraban mi mente, venían de ella… de esa loba.—Necesito… que me prometas algo.—¿Yo? ¡Jah! Porque tendría que prometerte algo a ti… —dije con nerviosismo intentando mantener la calma. Me crucé de brazos apartando mis ojos débiles de él.—Angela… estás en peligro —le miré con rapidez y pude ver la seriedad en su mirada.—Por esa mujer… —dije con—Si… y más. Por eso debes manten
Último capítulo