Mundo ficciónIniciar sesiónUn escalofrío recorrió mi espalda. Los viejos lobos habían despertado, y la sangre corría por las calles de nuestra ciudad. Los conocía muy bien, tanto el bisabuelo como el abuelo tenían una puntería de los mil demonios. Era algo que me daba un respiro en lo que llegaban el tío Alonso y Dante. Ellos tomarían la situación en sus manos, pero recordé lo que decía el mensaje de papá.
—Tío, eso no es lo peor —respondí, la boca seca—. Mi abuela les iba a abrir las puertas, no sé cuáles. Por favor, avisa a todos. —Dalo por hecho, Filipo —aseguró, y lo escuché ladrando órdenes por la radio. Su voz volvió, cargada de preocupación—. Filipo, manda a alguien al negocio, según me informaron cogió fuego. Los están atacando por todas partes. Mi corazón se aceleró aún más. ¿Cuántos frentes podíamos defender a la vez? Sin colgar a mi tío, llamé a Maximiliano pidiendo que fuera a ayudar al negocio. Me informó que los negocios de ellos también estaban siendo at






