Mundo ficciónIniciar sesiónCELIA:
Observé a mi alrededor y vi la verdad en esas palabras. Como ellos, los Garibaldi se movían en perfecta sincronía, cada uno consciente de su papel en la familia. El abuelo, había sido el creador de la familia, aún emanaba una autoridad natural que todos respetaban. Mi suegro y sus hijos que ahora son los que dirigen a la familia, están siempre listos para defender y guiar. Y los más jóvenes eran los cazadores, letales y precisos.
Y ahora, la abuela Rubicelda, despierta y alerta, era como el corazón de la familia. Su sabiduría, amor y resistencia les recordaba a todos de donde habían salido, sus raíces y su propósito en ésta cruel vida que les había tocado vivir por los errores que ellos cometieron. —¿Qué hacen aquí? —preguntó el abuelo. —¿Qué pasó con tu hermano, Fabrizio? —No sé —contestó Alonso, sin soltarme. —Filipo me mandó para acá porque dijo que los estaban atacando, pero veo que ustedes se divirtieron. —Ja, ja, ja... —rieron el abuelo






