Mundo ficciónIniciar sesiónFABRIZIO:
El abuelo apagó el cigarro contra la mesa de madera gastada, dejando una quemadura oscura junto a las marcas de cientos de discusiones anteriores. Su expresión era de puro agotamiento, pero su mirada todavía tenía esa chispa que a nosotros, los Garibaldi, nos mantenía vivos después de siglos de guerras internas.
—Eso es cierto, nuestra sangre es más fuerte. Mireia heredó eso de su madre como los ojos verdes de su herencia familiar —aseguró el abuelo. Me quedé mirando cómo su pecho subía y bajaba con la fuerza de sus propios pensamientos. Desde su esquina, finalmente parecía más serio, aunque todavía había algo de escepticismo en sus ojos oscuros. —Como te dije antes, mi nieto, con el cambio de nuestro ADN, todos los Garibaldi se volvieron unos putos genios. Cada uno se especializó en algo, cre






