La voz de Elaria era un eco dentro de su propia mente, mientras observaba su reflejo frente al espejo de cobre en su habitación. Sus dedos rozaban la cicatriz que Aeryn le había dejado, una marca fina pero imborrable que atravesaba su mejilla como un recordatorio cruel de lo cerca que había estado de conseguir lo que quería... y de cuán lejos estaba aún.
Cerró los ojos y se dejó llevar por el recuerdo.
FLASHBACK
Era una noche de eclipse de luna, una de esas en las que la luna desaparecía del cielo y los lobos perdían el juicio. La tradición marcaba que durante esa noche, todo lobo sin pareja destinada podía unirse con quien deseara, sin juicios ni consecuencias sociales. Un festival antiguo, casi salvaje, de danza, carne asada, vino fuerte y cuerpos entregados a la lujuria.
Elaria lo había planeado todo. Lo esperó cerca del bosque, con una túnica ligera y el cabello suelto. Sabía que Darien, como todos, estaría bajo el influjo de la luna ausente. Y así fue. Lo vio acercarse como u