Los Hijos Del ReyES

– La cabaña de su padre es lo único que él le dejo –

El abogado fue firme y serio, mis primos sonrieron, una casa en ruinas a comparación de el exuberante dinero de mi abuelo que tenía.

– No tengo por qué sacarte esa casucha que se desploma en pedazos-

Dijo Cortante como cuchillas, mi tío Franco Williams,¿Cómo podía hablar así? Fue el lugar donde mi abuelo me contaba como era su niñez ¿Este era el hijo que amo? Hablar así de su casa donde nació¿Cómo puede no darle importancia?

Solo apreté los dientes, Asentí, mis primos Lili y Cristian solo se burlaron todo el rato

– Es mejor que nada, si era por mí no te daba nada… Solo fuiste una carga más para mi dolor de cabeza -

Mi tía  Patricia me miró como la primera vez que llegué a su casa, solo tenía cinco y su mirada era tan despreciable llena de asco al mirarme, solo miré al suelo, nadie me merecía, y mi abuelo lo sabía, esa casa era lo mejor que me pudo haber dejado, esa familia no merecía ese dinero tampoco, pero nunca contradeciría a mi abuelo quien me escuchaba como la primera vez que llegue

– Solo que queda lejos de la manada, Está en el mundo humano… Y con la ley de no volver a la familia, ni que ella te lo saque  - termina diciendo El abogado, abrí los ojos ¿Esto.. Es un sueño? El abuelo me dio el mejor regalo de cumpleaños

La risa de lili era notable, mi tía la acompaño" La escoria ya no estará en nuestras vidas "susurro Lili, claro que lo escuche, ¿podré irme.. ? Me contube para no sonreír, estos quince años de sufrimiento, alfil seré libre

– Quién somos para llevar a la contra a mi padre… Al fin se dio cuanta que solo eres una pedida de tiempo… Una piedra en nuestro camino, ¿ Porque te buscaríamos ? Eres una escoria que nunca debió venir en primer lugar – Agrega feliz mi tío Franco

Solo bajé mi cabeza, pero por dentro sonreí estaba gritando con todas mis fuerzas, el abogado me dio el boleto, y llaves de la cabaña y solo quinientos dólares que venía con el testamento para mí, apreté el dinero no sentía mi respiración tranquila, no hasta que este fuera de esta familia asquerosa.

– Es mejor que te largues ya mugrosa peste… No tienes nada en esta casa -

Lili me empujó en el barro, cerrando la puerta del auto, dejándome en la estación de colectivos, me levanté como pude, traté de sacar el barro en mis jeans, tomé mi bolso, que solo tenía dos remeras y otro pantalón, y dos pares de ropa interior… Nada más, no me permitía tener nada más, porque no merecía ser una Williams como ellos.

Camine a esperar el colectivo, faltaba horas aun, pero era mejor que estar en esa horrible casa donde solo me pateaban si hacia algo mal, o me golpeaba por el simple hecho de mirarlos, el asiento frío me calaba los huesos, mi fina remera apenas me abrigaba, me abrace así misma con mis piernas en contra mi pecho… Contaba los minutos, eran eternos que el frío se apoderó de mi cuerpo, temblaba, mi dientes titulaban como cascabeles , pero mi mente estaba en aguantar.

– Señorita… Tenga, se morirá de frío-

Un lobo viejo que limpiaba el lugar me dio una campera sucia, pero muy grande, solo agradecí, era tan calentita que no me molesto que esté sucia,  eso me hizo resistir más una hora.

Casi caí dormida cuando las luces del colectivo iluminaron mi vista, tomé mi boleto y documento, subí sin problemas, solo vi la mueca de nariz en algunos al sentir el olor que emanaba de la campera

– Tendría una bolsa… -

Pedí a una mujer mayor que asintió, Agradecí metiendo la campera en ella para no molestar a los demás, y me fui a mi asiento saque otra remera magas larga y me lo puse encima, mire la ventana el frío estaba llegando a invadir la Manada Luna Plateada, cuando el colectivo marchó, Largue un suspiro, sentía cosquillas en el estómago, un alivio en mi corazón y el deseo de conseguir algo mejor en mi nueva vida

Vi llegar al límite de la manada  solo Suspire fuerte, tomé coraje y corte todo vínculo con ella, no quería que me buscaran, tampoco que me reconocieran, no quería ser una Williams.

– Yo Aurely rechazo a la manada Luna Plateada..…

Susurre junto al dolor de una punzada en el pecho, mordí mi mano aguantando el dolor de perder una manada, las lágrimas salían mientras mi vínculo se rompía como un cristal… Cuando un silencio en mis oídos me hizo largar un suspiro, ya no sentía sus pasos ni sus aullidos, pasé el límite, ahora … Ya era libre, y una loba sin manada.

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