El sol comenzaba a filtrarse suavemente a través de las cortinas, bañando la habitación con una luz dorada que parecía prometer un nuevo comienzo. Darien despertó lentamente, su cuerpo pesado, pero reconociendo que el aire a su alrededor estaba impregnado de una calma que hacía tiempo no sentía. El primer día como Alfa y Luna. Aún no podía creer que todo lo que había sucedido los últimos días los hubiera llevado a este momento, y mucho menos que, a pesar de todo el caos, había encontrado a alguien que compartía su destino. Aeryn.
A su lado, Aeryn descansaba tranquila, su respiración calmada y profunda, como si estuviera en paz por fin. El cabello rojo de Aeryn caía sobre la almohada, esparcido como una brillante corona. La suavidad de su piel, su presencia, todo parecía invadirlo con un tipo de poder que no solo se asociaba con lo físico, sino con algo más. Algo más profundo.
Darien la observó en silencio, sintiendo la calidez de su cuerpo junto al suyo. Había sido un encuentro salva