Una semana más tarde.
La situación en el interior de la propiedad de la familia Fiorentini era bastante tensa, los ánimos no andaban nada tranquilos, y eso era por motivos de liderazgo, Matteo se sentía con todos los derechos de ocupar el puesto de su padre, las órdenes daba sin tener en cuenta a su hermana.
Por otro lado, Cristina, no pensaba quedarse atrás, no se sentía inferior ante su hermano ni ante nadie, sabía que era digna de tomar el puesto de su padre sin importar que su hermano fuera oficialmente el sucesor.
En el patio trasero se encontraba Cristina acompañada de Gabriele, aquel hombre la adoraba, la respetaba y daba todo por ella, lo cual Cristina decidió utilizarlo a su favor.
Matteo dando pasos largos fue hasta el patio trasero, se mostraba molesto y al mismo tiempo impaciente, Cristina con tan solo verlo rodó los ojos y resopló.
—¿Ahora qué quieres?, te cuesta mucho encargarte de tus asuntos y dejarme tranquila por lo menos un solo día —Cristina habló entre gruñidos.