Gabriele colocó la mano en el brazo de Cristina e hizo que se diera vuelta, con la mirada le preguntaba, pero ella no quería responder.
—¿Dónde está la pequeña, dónde está la hija de esta mujer, acaso acabaste con ella? —le preguntó Gabriele mostrando seriedad en su rostro.
—Esa niña no le pertenece a esta mujer —Gabriel le frunció el ceño sin comprender las palabras de Cristina.
—¿Qué estás diciendo Cristina? —cuestinó.
—Como lo escuchaste, los hijos de Leonardo debieron haber sido míos, pero terminaron siendo inseminados en esta mujer —Gabriele negó con su cabeza.
—Cristina, no me digas que piensas quedarte con ella...
—Así es —respondió Cristina dándose vuelta quedando de espalda—. Anna crecerá conmigo, ella me llamará madre y yo responderé a su llamado, será mi hija ante el mundo entero, la protegeré ante cualquier peligro, ella será todo lo que obtendré de Leonardo.
—¡¿Qué?! —Exclamó Gabriele mostrándose confundido ante las palabras que salieron de Cristina—. Estás mal Cristina,