Elena sentía como sus pies flotaban al estar besando los labios de Leonardo, en su pecho había alivio, tranquilidad, seguridad y por primera vez confianza en sí misma.
Sus delicadas manos acariciaban las mejillas de Leonardo, su cuerpo se sentía ligero al sentir las caricias de las manos de Leonardo, las cuales no se detenían.
Sobre su ropa Leonardo acariciaba sus pechos, los pezones erguidos y su piel de puntitos dejaban claro cuánto le agradaba que lo hiciera.
Leonardo llevó sus besos sobre su cuello, a su vez, una de sus manos cayó sobre su pierna, la cual la llevó directo hasta su intimidad, Elena dio un pequeño salto, aquel tipo de contacto era nuevo para ella, y por supuesto que no le molestó.
Lo único que ella deseaba era que no se detuviera, su aliento golpeaba contra el suyo, sus besos cargados de pasión la devoraron sin ningún tipo de límite.
Con temor Elena colocó las manos sobre el pecho de Leonardo, deseaba todo de él, mientras lo acariciaba sentía como su intimidad le