Elena despertó, de su estómago salían gruñidos, ahora con su estado de embarazo debía comer el doble, llevó sobre su cuerpo una bata, y se dirigió a la mesa.
Al salir de la habitación notó que la cantidad de hombres que cuidaban del lugar había incrementado de la noche a la mañana, Elena no le brindó gran importancia simplemente continuó con su camino.
Al llegar al comedor se detuvo repentinamente, frente a ella se encontraba Leonardo, él estaba sentado de manera posesiva alrededor del comedor, Elena se sintió incómoda, bajó la mirada y al notar las fachas en las que se encontraba quiso devolverse.
—Continúa, omite que me encuentro aquí —comentó Leonardo sin fijar la mirada en ella.
Elena se acercó a la mesa y tomó asiento, más incómoda no se podía sentir, la mucama como de costumbre colocó el desayuno frente a ella, Leonardo al observar los platos levantó una de sus cejas.
—Me sorprende tu visita a estas horas, me pregunto ahora que quieres de mí —Leonardo colocó el periódico sobr