Leonardo ingresó a la oficina para mantenerse lejos de Cristina y sus comentarios con doble intención que lo hacían perder la cabeza, a primera vista nada se encontraba como él lo solía tener, aquellos documentos que conservaba de manera celosa se encontraban tirados en el piso.
Leonardo enfureció aún más de lo que ya lo estaba, cuando abrió el cajón donde guardaba su dinero su rostro cambió al instante, todo el dinero se lo habían llevado, una cifra bastante elevada como para vivir por varios años sin tener la más mínima preocupación.
Leonardo arrojó todo al piso y salió en búsqueda de Cristina, ella se encontraba sentada tranquilamente en el borde de la cama, una vez que él ingresó ella le brindó una sonrisa.
—Creí que te ibas a demorar más, pero me alegra que estés aquí, quiero sentir tu cuerpo, quiero besar tus labios, arrebatarte el traje y besar tu cuerpo, lanzarme sobre ti acorralarte y seducirte como una fiera, tomar tu falo y llevarla dentro de mí, cabalgar sobre ti sin dete