capitulo 73

Gabriela sostenía el celular con manos temblorosas. En la pantalla, el rostro serio del comisario Sosa, jefe de la unidad especial que custodiaba a las chicas, le hablaba con voz grave. Estaban en la cocina de su casa, el mate frío sobre la mesa, las cortinas apenas abiertas para que pareciera un hogar normal.

—Gabriela, tengo que informarle que hoy interceptamos unas comunicaciones que confirmarían que la Rusa está detrás del “accidente” de anoche —dijo el comisario, usando los dedos para hacer comillas en el aire. Su cara mostraba un cansancio acumulado de días sin dormir.

Gabriela sintió un nudo en el estómago. Miró hacia el pasillo, donde Erica estaba recostada en un sillón con una manta sobre las piernas, el brazo vendado tras haberse golpeado feo contra el pavimento. No había sido un accidente cualquiera: un auto negro se había lanzado sobre la esquina mientras Erica cruzaba, obligándola a saltar y terminar cayendo mal. Por suerte, nada roto. Solo moretones y un fuerte susto. Pe
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