El amanecer tenía un brillo diferente aquel día. El sol se filtraba por las cortinas de la habitación de Lautaro, tiñendo todo de un color dorado suave, como si el universo mismo quisiera avisarle que algo estaba a punto de cambiar.
Abrió los ojos despacio, sintiendo esa mezcla entre ansiedad y emoción que solo aparece cuando sabés que tu vida va a dar un giro.
Sobre la mesa de noche, el celular vibró.
Era un mensaje de Sergio, su entrenador.
> “Lau, revisá tu correo. Tenés noticias importantes. Llamame cuando puedas.”
Lautaro se incorporó rápido, todavía medio dormido, y abrió el correo. Lo que leyó lo dejó congelado por un momento.
Una carta formal, con el logo azul de la Universidad Nacional del Deporte, la más prestigiosa del país.
El mensaje decía:
> “Estimado Lautaro, tras su destacada participación en el torneo nacional juvenil, nos complace ofrecerle una beca deportiva completa para incorporarse a nuestro programa de fútbol profesional universitario a partir del próximo año ac