Lyra
Me desperté sola el vacío en el otro lado de la cama era un recordatorio físico de que Kael había cumplido con su deber.
La cama, mi cama, olía a mí, a sudor de entrenamiento y a la posesión desesperada de anteanoche.
El dolor en mi cuello era agudo, no físico, sino del vínculo, ma marca de Kael en mi cuello, esa posesión a medias, había reaccionado a su unión con Lia.
El vínculo, aunque yo lo negara, estaba ahí, y me avisaba con una punzada sorda que Kael había tomado a otra mujer.
Aquello me hizo llorar, un llanto breve y amargo por la burla de mi destino, me levanté, no podía permitir que la miseria me consumiera.
Me duché, desayuné y me dirigí al campo hoy era Luna Llena, la energía era densa y el entrenamiento era lo único que me anclaba a la realidad corrí y realicé los ejercicios con una furia concentrada, tratando de olvidar lo miserable que era mi vida, tratando de canalizar el dolor en fuerza.
Al final de la sesión, Tarsus ordenó una sesión de enfrentamiento cuer