LyraEl viaje con Kael fue un ejercicio de silencio tenso, no hablamos, el como un monolito de ébano, caminaba con una zancada poderosa yo lo seguía, observando su espalda ancha, el único hilo que me quedaba en un mundo que se había deshilachado por completo. Había aceptado ir con él por necesidad, por la promesa de venganza y por ese vínculo infernal que latía en mi pecho, un reconocimiento que gritaba: Mate, Mate, Mate pero si bien mi loba interior lo reconocía, mi parte humana, la que recordaba el calor de mis trillizos y la traición de mi manada, lo observaba con cautela helada. Él era la única ruta que me quedaba, pero no me hacía feliz.La Manada de la Sombra de Acero no estaba oculta entre los pinos como mi antigua guarida era una fortaleza tallada en la ladera de una montaña, una arquitectura de piedra oscura y madera gruesa, inexpugnable, no era un hogar era una base militar.Al cruzar el perímetro exterior, sentí veinte pares de ojos clavándose en mí, los lobos duros, d
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