He sanado a tantos, uno tras otro, que mi cuerpo se siente como una vela a punto de consumirse. Cada curación me ha drenado, y ahora no me queda casi nada. Nunca antes había llegado a este punto, jamás me había exigido tanto. Esta debilidad es una sensación que no conozco, un peso que nunca había sentido.
Pero no importa.
La manada está a salvo. Todos los heridos, cada uno de ellos, se levantaron. Verlos de pie, vivos, me da una fuerza que no es la mía. Estoy vacía, sí, pero estoy en paz. Di todo lo que tenía para que ellos pudieran tenerlo todo. Y lo volvería a hacer, una y otra vez.
Thane me lleva en brazos.
En el aire, me siento como una pluma. Sus brazos me sostienen con una delicadeza que no crees posible en él, y su calor me envuelve por completo, borrando el frío y el dolor. Él camina con la seguridad de un roble, pero sus pasos son tan suaves que apenas noto el movimiento. Mi cabeza descansa en su pecho y puedo escuchar el latido constante de su corazón, un ritmo tranquilo que