El sol de la tarde baña el claro donde hace una semana la tensión se palpaba en el aire. Ahora, la atmósfera es diferente, impregnada de una calma recién descubierta. Junto a Thane, observo cómo los miembros de las otras manadas se despiden, listos para emprender el camino de vuelta a sus territorios.
Una semana. Una semana intensa donde las palabras reemplazaron a las armas, donde los acuerdos se sellaron con respeto, aunque teñidos de la reciente sangre derramada. Thane, a mi lado, irradia una quietud poderosa. Su presencia ha sido el ancla que ha mantenido firme esta precaria paz.
Veo rostros cansados pero esperanzados. Los líderes de cada manada intercambian últimas palabras con Thane, asentimientos solemnes, miradas que ahora reflejan una cautelosa confianza. Asiento con una leve sonrisa a aquellos que me cruzan la mirada. Reconozco en sus ojos el alivio de saber que sus dominios, al igual que el nuestro, quedarán en tranquilidad, al menos por ahora.
Un joven me dedica una peque