AMIRA

Me estremezco al escuchar su voz, es como si resonara en lo más profundo de mi ser. Siento un escalofrío recorrer mi columna vertebral, y mi corazón late con fuerza en mi pecho. Su voz es autoritaria, profunda y segura, y me hace sentir vulnerable y expuesta. Pero al mismo tiempo, me siento atraída hacia ella, como si fuera un llamado que no puedo ignorar.

 No puedo explicar por qué, pero su voz me hace sentir viva, me hace sentir que hay algo más allá de mi mundo cotidiano. Me estremezco al pensar en lo que podría suceder si me rindiera a su llamado

—Estoy frente al Gran Alfa Thane—le digo, mi voz temblando ligeramente al pronunciar su nombre. La venda que cubre mis ojos me hace sentir vulnerable, y solo puedo confiar en mi oído para percibir su presencia.

—Correcto.

Siento su aliento cálido en mi rostro, y su olor a cuero y a algo salvaje me envuelve. Me estremezco al sentir su proximidad y trato de mantener la compostura.

—¿Y qué puede requerir de mí el Alfa más poderoso de estas tierras? —pregunto, tratando de sonar segura y confiada, a pesar de la venda que cubre mis ojos y la proximidad intimidante del alfa.

—Porque no noto en ti un tono poco amigable—me responde con un tanto irónico, y puedo sentir la burla en su voz. Su tono es bajo y sensual, y me hace sentir un escalofrío en la espalda.

levanto la barbilla, a pesar de que no puedo verlo.

—Será porque no lo estoy escondiendo—le digo, tratando de mantener el ritmo de su ironía y de no dejar que me intimide.

—Sabes que ese tono puede llevarte a la muerte—me dice, su voz llena de una advertencia mortal.

Me encojo de hombros, tratando de mostrar una confianza que no siento del todo.

—Todavía no va a matarme—le digo, mi voz firme—. Requiere de mis servicios, del poder que yo tengo. Eso es lo que no entiendo.

—Ademas porque no puedo verte.

—Porque aqui se hace lo que yo diga y si no quiero que me veas aun, no lo haces y punto.

—Siempre imponiendose—me quejo.

—Si, ¿Qué te hace pensar que requiero de tus servicios? —me pregunta, su voz llena de cinismo—. ¿Crees que eres tan valiosa?

Me esta desafiando por su tono, y trato de mantener mi compostura.

—No soy estúpida—le digo, mi voz firme—Sé que tengo algo que usted quiere. Y no va a matarme hasta que obtenga de mi lo que quiere

Su silencio es opresivo, y puedo sentir su mirada sobre mí como un peso físico. Me pregunto qué estará pensando, qué estará planeando. Pero no voy a mostrar miedo. No voy a dejar que me intimide.

—Sí, es verdad—dice él, su voz profunda y autoritaria, y aunque no puedo verlo, siento que se acerca más a mí.

La venda que cubre mis ojos me impide saber de dónde viene su voz, pero puedo sentir su presencia imponente, como si el aire mismo se espesara a mi alrededor.

Su aliento cálido golpea mi rostro, y luego se aleja, caminando alrededor de mí con pasos lentos y deliberados. Puedo sentir su mirada sobre mí, como un peso invisible que me rodea, me envuelve y me examina desde todos los ángulos. La expectación es agobiante, y mi corazón late con fuerza en mi pecho.

—Y cosa que me parece bastante cínica, después de casi extinguir a toda mi especie—digo, mi voz firme a pesar de la incertidumbre que me rodea.

—Es necesario—dice, Su respuesta es seca y desprovista de emoción.

—¿Por qué? —pregunto, mi voz llena de desafío—. Si no somos ninguna amenaza para ustedes, solamente somos diferentes. Tenemos poderes que nos permiten manejar los elementos, pero ustedes tienen algo mucho más valioso: la fuerza y la dominación. Son más poderosos que nosotros, incluso si nosotros podemos controlar el fuego y el agua.

Puedo sentir que se acerca más a mí, esta de frente, a centimetros de mi cuerpo.

—No, no dejan de ser una amenaza—dice finalmente de forma mortal.

—Y ahora requiere servicios de esta amenaza—digo, mi voz llena de ironía—. ¿No es curioso cómo la necesidad puede hacer que se olviden los agravios del pasado?

—Sí, es curioso—dice él, su voz llena de sarcasmo—. La necesidad puede hacer que se olviden muchas cosas. Pero no todas.

Su voz parece venir de todas direcciones, y la venda que cubre mis ojos me impide saber dónde está exactamente. El aire se espesa a mi alrededor, y mi corazón late con fuerza en mi pecho.

—Dime, ¿qué sabes de tus poderes? —pregunta él, su voz repentinamente seria—. ¿Sabes cómo funcionan? ¿Sabes cómo controlarlos?

—Sí, sé cómo funcionan—digo con confianza—. Mi poder es un don, una conexión con la vida misma. Puedo sentir la energía de los seres vivos y canalizarla para curar heridas y restaurar la salud.

—Entiendo—dice finalmente—. Entonces, sabes exactamente lo que vales. Y sabes exactamente lo que podrías hacer por mí.

—No voy a hacer nada por ti sin saber qué quieres de mí. ¿Qué es lo que necesitas de mi poder?

—Todo necesito todo de tu poder—dice él, su voz repentinamente intensa.

Pero antes de que pueda procesar sus palabras, siento que su voz cambia de ubicación. Ahora está detrás de mí, su pecho duro impacta contra mi espalda. Su aliento cálido me acaricia el oído, y su voz susurrante me estremece.

—Todo—repite, su voz baja y sensual.

Me alejo bruscamente, tratando de escapar de la sensación abrumadora que me provoca su cercanía. El calor de su cuerpo todavía me rodea, y puedo sentir el eco de su aliento en mi oído. Mi corazón late con fuerza en mi pecho, y trato de recuperar la compostura.

—¿Qué pretendes hacer con mi poder? —pregunto, tratando de mantener mi voz firme a pesar de la confusión que me invade.

—Eso ya lo sabrás más adelante—dice él, su voz llena de una autoridad que no admite discusión.

No puedo dejar de sentirme frustrada por su respuesta.

—No puedes dejarme así—le digo, mi voz llena de desesperación—. Necesito saber qué va a pasar con mis hermanos. ¿Dónde están? ¿Qué va a pasar con mi manada? ese lobo idiota, que nos ataco, que mato a varios de mi manada dijo que nada iba a pasarles, pero todos sabemos que él es solo un títere en tus manos. Tú eres el que toma las decisiones y manejas el mundo a tu disposición.

—Es bueno que sepas con quién estás tratando—dice, su voz baja y seria.

—Claro que sí—le respondo, mi voz firme—. Pero tampoco voy a hacer absolutamente nada si no aseguras la supervivencia de mi familia y la de mi madre. Nada.

—Eso lo hablaremos después—dice, y sin previo aviso, me toma del brazo. Su tacto quema, me pone inseguira y mas porque no entiendo la reaccion de mi cuerpo.

Me saca del lugar y me mete en otra habitación, la puerta se cierra detrás de nosotros con un sonido metálico.

Me duele el brazo donde me ha agarrado, y trato de soltarme de su agarre. Pero él no me suelta adentrándome en otro sitio que no tengo idea, no puedo ver y me lleno más de angustia.

—Te vas a quedar aquí—dice él, su voz firme y autoritaria—. Este será tu habitación. No vas a salir hasta que una de mis sirvientas venga por ti.

Intento mantenerme calmada a pesar de la venda que cubre mis ojos.

—No tengo más opción—digo finalmente.

—¿Eres rebelde? —pregunta él, su voz llena de curiosidad.

—No voy a decirte nada de mi personalidad—respondo, tratando de mantener mi voz neutral.

—No te preocupes—dice—De todas formas, ya nos iremos conociendo tú y yo. Y creo que nos vamos a conocer muy bien.

Me siento incómoda con su tono, hay una maldad implicita.

—Aún no me has dicho qué es lo que vengo a hacer aquí—le digo, tratando de cambiar de tema.

 —Y lo sabrás muy pronto, cuando yo lo decida. Por ahora, quédate aquí y descansa. Tienes un largo camino por delante.

Siento el sonido de las puertas que se cierran detrás de él, y sé que estoy sola. Me quito la venda de los ojos y miro a mi alrededor. La habitación es lujosa, con muebles finos y una cama grande. No me impresiona demasiado, ya que estoy acostumbrada a vivir de manera sencilla.

Respiro profundo y trato de procesar lo que acaba de pasar. Mi encuentro con Thane fue... raro. No puedo explicar lo que acaba de suceder. Su forma de hablarme, su forma de tocarme... todo fue tan intenso. Me siento confundida y un poco asustada.

Miro a mi alrededor de nuevo, tratando de encontrar alguna pista sobre lo que va a pasar a continuación. Pero no hay nada. Solo silencio y lujo. Cae la noche y me tiro a la cama tratando de dormir, pero...

El hambre me hace salir de la habitación y deambular por el gran castillo. Abro puertas hasta que en la primera planta encuentro la cocina. Busco en la alacena y encuentro pan y leche. Cuando volteo, me asusto al ver a alguien detrás de mí. La botella de leche se me cae de las manos y se rompe en el suelo.

Me encuentro con el hombre que atacó mi manada, y mi instinto me dice que debo estar alerta. Lo miro a los ojos, y él me devuelve la mirada con una sonrisa leve.

—Eres tú —le digo, con un tono de voz que trata de ser firme.

—¿Quién más? —responde, con una voz baja y ronca.

—Ten cuidado, no te vayas a lastimar —dice el hombre, parado frente a mí.

—Es raro que intentes cuidarme —le digo, mirándolo con sorpresa—cuando tu cazas mi especie.

—Por ahora, estamos en tregua —dice , con una mirada intensa y recoge los fragmentos del suelo, tirandolos a la basura.

—Tu jefe te tiene trabajando hasta horas de la noche —digo, tratando de mantener la conversación en un tono neutral.

—¿Tú crees que estoy vestido? —pregunta, con una risa leve—¿como para estar trabajando?

Me mira de arriba a abajo, y yo siento un escalofrío recorrer mi espalda. Entonces, él se acerca un poco más a mí, y yo puedo ver sus músculos definidos bajo la sudadera que lleva puesta. No puedo evitar notar la forma en que su ropa se ajusta a su cuerpo, y siento una sensación de... distracción.

Tiene un buen cuerpo, ademas de hacerme sentir tan pequeña y causar reacciones contradictorias en todo mi sistema. Me pone, no se como describirlo, pero este hombre causa muchas cosas en mi desde que lo vi.

Desvío la mirada para no seguir notando cómo su cuerpo se ajusta a la sudadera, pero siento que tengo las mejillas ardiendo. Me siento incómoda y trato de calmarme.

—No puedes dormir —pregunta, mientras recoge los vidrios rotos que yo había hecho.

—No... no puedo dormir —respondo, tratando de mantener la voz firme pero no puedo, es que este lobo, me causa nuchas cosas.

—¿Te hace falta algo? —pregunta, mientras sigue recogiendo.

—No me hace falta nada por ahora —respondo—. Pero la situación en la que estoy no me permite conciliar el sueño.

Él se acerca a mí, llevándome contra la encimera, y su cuerpo queda muy cerca del mío. Puedo sentir el calor que emana de su piel y mi corazón late con fuerza.

Me mira con una sonrisa leve, y yo siento que mi corazón late aún más rápido. No sé qué hacer, pero sé que necesito espacio.

—Dame espacio —le digo, tratando de sonar firme y dejo mi mano en su pecho.

Mala idea.

Alzo a mirarlo y no tengo dudas, por la altura y lo demas, es el hombre de mis sueños, pero yo...no tengo idea como se relaciona con todo esto y que significa para mi.

—¿Estas nerviosa?—claro que lo estoy.

—Si—le reconozco de inmediato

—Esta bien—se aleja—trata de dormir Amira.

Si antes no podia hacerlo, ahora creo que ya sera imposible.

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP