AMIRA

—Estamos buscando a alguien —dice el hombre misterioso que no dice quien es, pero se el líder del grupo—Un rumor dice que dentro de esta manada hay alguien con una habilidad especial. Alguien que podría ser muy útil para nuestros propósitos.

De repente, uno de los lobos enemigos aparece arrastrando a mi padre, que forcejea y lucha, pero es demasiado débil ya que su habilidad se centra en mover objetos y de más.

Quiero salir de mi escondite, pero pese a que doy un paso, no lo hago, esperando a ver como se desarrollan los acontecimientos.

—¡Padre! —grita Maria, tratando de liberarse de las cuerdas que la atan y los lobos que la sujetan.

—Ah, la pequeña loba —dice riendo y lo odio mas por humillarnos de esta manera—Tienes espíritu guerreto y vas a pagar todas las muertes que ocasionaste.

Maria lo mira con odio, sus ojos ardiendo de rabia. El lobo la observa con interés, y noto que su mirada se detiene en ella durante un momento demasiado largo mirándola con desdén.

Se ve que nos odia y por eso nos mata.

—Y tú —le dice a mi padre—eres el líder de esta manada

El lobo que sigue sin decirnos su nombre se acerca a mi padre y palidezco porque es capaz de matarlo de un solo golpe.

—No toques a papa—enfurece Maria.

—Interesante —dice burlándose

—Ten cuidado con mi hermana—le dice mi hermano mayor.

—Que lindo, son hermanos—ya descubrió su parentesco mientras que Sebastian se mantiene tirado en el piso, con el pie del un lobo, presionando su espalda.

Que humillación.

—Que es lo que quiere—pregunta papa.

—A la sanadora—me buscan a mí. A mi….

—Se equivocan —dice papa—no tenemos sanadoras.

—No me gustan que me mientan—dice y su voz es un rayo en el cielo—. Y sabemos los secretos de sus habilidades. En esta manada hubo una sanadora, y esa sanadora tuvo una hija que sale con un poder mucho mayor que su madre Y es con el poder de revivir incluso a los muertos. Necesito que me digas cuál de tus hijos tiene ese poder o integrante de la manada lo tiene,

Mi padre sacude la cabeza nuevamente, con una mirada de firmeza.

—No sé de qué hablas —dice

—No me mientas —dice—. Sé muy bien que aqui hay una sanadora. Los rumores así lo confirman. Necesito saber cuál es de todos los miembros de esta manada lo es.

Las sanadoras son muy raras entre los lobos, y su habilidad es un don preciado. Cuando una sanadora nace, puede tener una hija que herede su poder, y en algunos casos, esa hija puede nacer con el poder supremo, convirtiéndose en la Sanadora Suprema. Esta habilidad es única y poderosa, ya que permite revivir a los muertos después de cierto tiempo, cuando el cuerpo no está en descomposición.

La Sanadora Suprema es una figura legendaria entre los lobos, y muchos creen que su poder es demasiado grande para ser manejado por una sola persona. Sin embargo, para aquellos que poseen este don, es una bendición y una responsabilidad enorme.

En mi familia, mi madre era una sanadora, y yo he heredado su poder. Pero hay algo más, algo que pocos saben. Algunas sanadoras pueden tener hijas con un poder aún mayor, el poder de revivir a los muertos. Y yo soy una de ellas.

De repente, uno de los lobos agarra a Gael y lo lleva frente a mi padre. Un lobo le aprieta el cuello, y Gael forcejea tratando de liberarse.

—Una demanda mía, y tu hijo muere frente a ti —dice ese lobo malvado con una voz fría y calculadora.

Recuerdo la visión que tuve, la imagen de que todos mueren y ahora entiendo todo. No moríamos en la batalla, morimos sino se toma una decisión.

Si mi padre no me expone, si mi padre no dice que yo soy la sanadora suprema, mi hermano, mi familia y toda mi manada perece. Eso es algo seguro.

Sin embargo si confiesa que yo soy la que buscan, mi destino y el de todos es incierto.

Ese lobo de cuerpo imponente se mantiene firme, sin mostrar piedad en sus ojos. Mi padre mira a Gael con desesperación, mientras me mantengo escondida suplicando en silencio que alguien haga algo.

Siento el peso de la situación en mis hombros. Si no hablo, Gael morirá. Ese no tiene intención de negociar, solo quiere obtener lo que busca sin importarle el costo. La vida de mi hermano está en juego y yo tengo que decidir qué hacer.

Pero tengo miedo, porque de pronto si hablo, y me obtiene, mate a todos despues de encontrarme, pero si no hablo, de todas maneras van a morir.

Mama, por favor ayúdame a tomar una decisión.

Mi corazón late con ansiedad mientras veo a Gael forcejear tratando de liberarse. El lobo misterioso se acerca a mi padre, presionando sus mejillas con los dedos enguantados.

 —Si no hablas, tu hijo morirá—dice. Mi Padre mira a Gael con lágrimas en los ojos, y yo siento que mi corazón se quiebra.

—¿Cuál es tu nombre? —pregunta a mi padre.

—Nell—responde mi padre con voz temblorosa.

Ese hombre lo mira fijamente y temo por mi hermano, porque esta manada son unos malditos animales que han matado a muchos de nuestra manada.

—Nell, dime la verdad —le dice—. Solo estás retrasando lo inevitable.

—¿Eres idiota o qué? —Maria interviene—¿No has escuchado que no tenemos más hermanos? Solo somos mi padre, Gael y yo. No somos nadie más.

Me emociono al ver a mi familia protegiéndome, y se me encharcan los ojos. Porque tampoco los miembros de la manada sometidos dicen algo. Siempre hemos sido asi, siempre nos protegemos entre nosotros.

—¿Crees que puedes hablarme así? —pregunta, su voz baja y peligrosa.

Maria no se inmuta.

—Solo digo la verdad —responde—. No tenemos más hermanos y no hay nadie en esta manada con el poder que buscas.

De repente, el hombre misterioso saca una daga de su parte trasera y se acerca a mi hermano Gael. Todo sucede en un instante, y antes de que pueda reaccionar, le entierra la daga en el abdomen. La brutalidad y la frialdad con las que lo hace me dejan sin aliento.

Me tapo la boca con la mano, impresionada, mientras veo a mi hermano caer arrodillado y luego desplomarse al piso. La herida en su abdomen es profunda, y sé que si no se atiende de inmediato, morirá. El hombre misterioso se voltea y limpia la daga en el hombro de uno de sus hombres, sin siquiera pestañear.

—Eso no es una herida mortal —dice con una voz fría y calculada—, pero lo será si no se atiende. Ustedes tienen una sanadora, y si ella no viene a atender al hijo del líder, él morirá.

—"¡No, mi hermano no!". —grita Maria y toda la manada acompaña su lamento.

—"¡Mi hijo! —dice papa, mientras Gael se muere.

—Entonces, déjenme ser claro —dice con una voz que rezuma poder y autoridad—. Pueden salvar a su familiar, pero para eso, necesito saber quién es la maldita sanadora o el sanador. Necesito un hombre, una persona que pueda curar a Gael. Quiero su presencia ahora mismo, o todos correrán la misma suerte que él.

Su voz es como un látigo que azota el aire, y puedo sentir el miedo y la desesperación que emana de mis hermanos y familiares. El hombre misterioso se acerca a Gael, que yace en el suelo, luchando por su vida, y pone su pie sobre su pecho.

—El tiempo se les agota —dice con una voz fría y despiadada—. En unos minutos, el chico se va a desangrar. Si no aparece la sanadora ahora mismo, morirá. No hay más tiempo para juegos. —Su mirada recorre a los prisioneros, y puedo sentir su impaciencia—. Así que, ¿quién será? ¿Quién será el que salve a este joven?

María, enfurecida y desesperada, intenta lanzarse contra el hombre misterioso, pero uno de los guardias que lo custodia reacciona rápidamente y la intercepta. El guardia la empuja con fuerza, y María sale volando hacia atrás, cayendo al piso con un golpe seco.

El impacto es violento, y ya no soporto más, tengo que hacer algo porque mi hermano se va a morir.

—Quieta —dice el guardia, apuntando a María con su arma—No te muevas.

—Me aburren—dice el tipo con desdén y no entiendo como puede ser tan cruel.

El hombre misterioso se acerca a María y la toma del cuello con una mano, mientras empuña la daga con la otra. La va a matar, va a matar a mi hermana.

—Suelta a mi hija desgraciadooooo—le grita papa y la manada le suplica que no lo haga.

—Voy a enterrar esta daga en cada uno de los miembros de esta manada si no me dicen quién es la sanadora —grita el hombre misterioso, su voz llena de furia y determinación.

—Pues vas a tener que matarnos a todos—le dice mi hermana sin miedo.

El hombre misterioso sonríe, y su rostro se vuelve aún más siniestro.

—Será un placer —dice, mientras tira a María hacia atrás, preparándose para enterrar la daga en su cuello.

En ese momento, salgo de mi escondite porque no puedo permitir que todos mueran por mi y menos sin intentarlo.

—¡Soy yo! ¡Soy yo a la que buscas! ¡Deja mi hermana en paz!

El hombre misterioso se detiene y su mirada se vuelve hacia mí. Me mira con una mezcla de sorpresa y satisfacción, y lentamente suelta a María, que cae al suelo, jadeando.

—Ah, la sanadora —dice el hombre misterioso, con una sonrisa—entonces ven a mi preciosa.

Automáticamente, mis pies se mueven hacia él, sin que yo pueda evitarlo. Paso entre mi manada sometida y el bando enemigo, sin dejar de perderme en los ojos azules del lobo cruel y misterioso. Todo a mi alrededor parece desaparecer, y solo existimos él y yo.

Me detengo a centímetros de él, Su proximidad es abrumadora, y puedo sentir su aliento en mi piel. que poder tan impresionante emana de los poros.

La sensación es tan intensa que me hace temblar, y no sé qué va a pasar a continuación. Y si, no tengo dudas que es el hombre de mis sueños…

Pero también sera el hombre que voy a matar.

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