SILVANO DE SANTIS
Las puertas se abrieron con el código de seguridad que yo mismo programé.
La fecha de mi primer beso con Anny, venía a confirmar si mis movimientos habían resultado. Entré con una sonrisa traviesa: hoy le daría el susto de su vida a Noah, idea de mi pequeña fierecilla. Caminé despacio hacia la habitación de mi hermanita. Si todo funcionó como esperaba, no estaría sola.
Silencio.
Pasillos limpios.
Demasiado silencio.
Avancé sin hacer ruido, con los pasos calculados de alguien que ha entrado a lugares peores con intenciones menos nobles. No estaba armado. No hacía falta. Hoy mi arma era la ira de un hermano deshonrado.
Me detuve frente a la habitación de mi hermanita.
La puerta, entreabierta.
La luz filtrándose por la cortina.
Dos respiraciones.
Empujé la puerta suavemente con el dorso de la mano, sin despertarlos. Sonreí. Ahí estaban, los dos, abrazados. Se venía la venganza por lo que me hizo Kiara apenas llegó a Italia.
—¡¿QUÉ SIGNIFICA ESTO?! —troné, golpeando la p