MARIE MORETTI
Llevaba la bandeja con ambas manos, con mucho cuidado para no quemarme. Las galletas aún estaban tibias y el aroma a chocolate se había impregnado en toda la cocina. Agus había ayudado a decorarlas mientras Addy nos contaba cómo, cuando era pequeña, mamá y la tía Kate solían hacer lo mismo: preparar galletas y compartirlas con todos en casa incluso los hombre de tío Bastien. No solo era un gesto amable, sino una forma de demostrar cariño, de agradecer… y yo quería hacer lo mismo.
—¿De verdad vas a llevarle galletas a Damián? —preguntó Lucien mientras se chupaba el dedo lleno de chocolate.
—Sí, quiero seguir con la tradición de Tía Kate y mamá.
— Está bien, trata de no pelear con Josh.
Yo blanqueé los ojos y salí. Caminé con cuidado por los pasillos, siguiendo el sonido de voces que venía desde el despacho de Lucien. Cuando llegué, vi a Damián de espaldas, con los brazos cruzados, regañando a Josh... al otro Josh, con la miraba baja y Román apoyado en el escritorio.
—Te d