No te acerques a ella.
NOAH ALBERTI
Estaba concentrado revisando los informes del sistema de seguridad cuando escuché la puerta abrirse de golpe. Alguien entró corriendo.
No necesité girarme para saber quién era.
—¡Silvano! —la voz de Anny sonó como una campana alegre, como si no hubiera guerra ni sombras en este mundo.
Me asomé al pasillo justo a tiempo para verla lanzarse en brazos de Silvano, quien la recibió como si acabara de recuperar el aliento después de días sin respirar.
Se abrazaron con una fuerza que dolía ver.
Él escondió la cara en su cuello. Ella se rió. Se murmuraron cosas que no alcancé a oír.
Una escena tan íntima, tan real, tan de ellos.
Y entonces, como una espina mal clavada, apareció él.
Damián.
Entró detrás de ellas, con bolsas colgando de los brazos y una sonrisa boba estampada en la cara.
Sonreía por ella. Por Kiara.
Venía cargado como burro, pero feliz. Orgulloso. Como si hubiera estado en una cita, como si hubiera ganado terreno en algo que no le pertenece.
Ella también apareció.