Después de la emocionante tarde de compras, Bastien no podía quedarse quieto.—¡Hoy mismo la armamos! —dijo, frotándose las manos como un niño emocionado mientras miraba la caja enorme de la cuna en medio de la habitaciónKate y Ara que venían con una taza de té, se sentaron en la cama a ver como lo armaban y Bastien miraba la caja como un guerrero que se prepara para su batalla más importante.Kate y Ara estaban listas para ver el espectáculo. No querían perderse ni un segundo.—¿Estás seguro de que no quieres nuestra ayuda, amor? —preguntó Kate, sabiendo perfectamente cuál sería la respuesta.—¿Yo? ¡Por favor, mujer de poca fe! ¡Esto es pan comido! — Luego sonrió y besó su frente — no, princesa, esto es un asunto de hombres .Lucca, que acababa de llegar, alzó una ceja divertido.—¿Asunto de hombres? —repitió con sorna—. ¿Sabes leer manuales, Bastien? — Le preguntó Kate divertida ante su actitud.Bastien le lanzó una mirada desafiante.—No necesito manuales, solo necesito fuerza bru
Habían pasado los días y Bastien quería sorprender a Kate y Ara, coordinó con Armando su banquetero de confianza, una recepción pequeña para celebrar que Ara y Kate estaban embarazadas.La tarde caía bañando la terraza en tonos dorados. El aire olía a flores frescas, música suave flotaba en el ambiente y las risas de los amigos más cercanos llenaban cada rincón. Kate, radiante con su pancita invisible, se movía de grupo en grupo, recibiendo abrazos, buenos deseos y pequeñas bromas que la hacían reír con dulzura. Ara, también embarazada, pero también con una pancita casi imperceptible charlaba animadamente con Cristy y Ally.Bastien, siempre atento, mantenía su mirada fija en Kate, siempre atento a su amada Kitty, estaba feliz de que ella, sus amigos, su futuro bebé fueran realmente su familia.Entonces, el sonido de una voz saludando hizo que todos giraran la cabeza. Albert, con su eterna sonrisa despreocupada, cruzaba el jardín acompañado de un hombre alto, de cabello rubio ceniza,
Por un momento, Kate se separó del grupo para buscar su celular en una de las mesas.Y ahí, como si fuera pura casualidad, John se acercó.—¿Está todo a tu gusto, Kate? —preguntó en voz baja, como quien busca asegurarse de que el anfitrión esté feliz.Ella alzó la vista, ligeramente sorprendida, pero sonrió educadamente.—Todo perfecto, gracias. Armando hizo un trabajo increíble.John asintió, admirativo.—Se nota que tienes un círculo muy sólido —comentó, su voz cargada de una genuina admiración—. Amigos que parecen familia... no todos tienen esa suerte.Kate bajó la mirada un segundo, pensando en todo lo que había pasado para llegar allí: el dolor, la pérdida, el amor que había resistido todas las tormentas.—Sí... —susurró con sinceridad—. Son mi hogar.John sonrió, pero en su mirada había un destello de algo que no logró disimular del todo. Un interés que iba más allá de una simple conversación cortés.Antes de que pudiera decir algo más, Bastien apareció nuevamente, como una somb
La puerta del departamento se cerró con un clic suave detrás de él.John Asher aflojó lentamente la corbata de su traje, caminando hacia la penumbra del lujoso salón de su departamento.Cada movimiento era preciso, medido, casi ritual.Dejó caer la corbata sobre una silla, desabotonó los primeros botones de su camisa y se sirvió un whisky en un vaso bajo, como si se deshiciera de la máscara que había llevado todo el día.Desde las sombras, una figura emergió.Era un hombre joven, vestido de negro, rostro inexpresivo, casi camuflado en la oscuridad.Se inclinó ligeramente, con respeto.—¿Cómo le fue, jefe?John sonrió, pero no era la sonrisa cálida que había mostrado durante la recepción.Era una curva fría, cargada de estrategia.—Mejor de lo que esperaba —respondió, llevando el vaso a sus labios—.Albert abrió la puerta... y Kate fue todo lo que prometían.El asistente, aún inclinado, esperó en silencio.—El entorno de Bastien es leal —continuó John, pensativo—. Demasiado leal. No po
El sol de media mañana se colaba por los enormes ventanales de la oficina donde trabajaba Kate.Los teclados resonaban suavemente, las voces eran bajas, profesionales.Todo parecía normal.Kate, sentada en su escritorio, sonreía mientras revisaba unos diseños.Su embarazo no le impedía seguir con su pasión, aunque Bastien había impuesto una sola condición:Joel, su guardaespaldas personal y de confianza, estaría pegado a ella como una sombra.Joel, de traje impecable y mirada de halcón, vigilaba el entorno desde un rincón discreto, sin interferir, pero sin perder detalle.Kate soltó un suspiro relajado justo cuando su celular vibró sobre el escritorio.Mensaje de Albert:"¿Te animas a una pausa? Café en la esquina, como en los viejos tiempos. ¡Te extraño!"Kate sonrió.Albert siempre había sido un respiro de normalidad en su vida caótica.Miró a Joel, quien inmediatamente se acercó.—¿Todo bien, señora? —preguntó en tono bajo.—Albert me invitó a tomar un café. Nada formal, solo un ra
Horas más tarde, la mansión estaba en silencio.Kate dormía en su habitación, Bastien estaba acostado a su lado, acariciando su cabello mientras la miraba dulcemente, su corazón estaba en un caos constante, se la habían arrebatado al ir a una fiesta y la perdió 6 meses que fueron un infierno para él, se la habían arrebatado solo por ir a un hotel juntos, la habían puesto en peligro, le sacaron tanta sangre que si no hubiera llegado a tiempo la hubiera perdido, no podía confiarse, debía protegerla, aun a costa suya, besó su frente.— Perdón Kitty — Se levantó y fue a su despacho.Bastien no podía, ni quería, dormir en su despacho, solo, la chaqueta del traje colgada en una silla, las mangas de su camisa remangadas, su reloj sobre el escritorio.Frente a él, su laptop llena de pantallas de seguridad mostraba las imágenes del perímetro: cámaras, accesos, zonas ciegas, todo controlado al milímetro.La puerta se abrió suavemente.Lucca entró, seguido de Joel.—¿Todo tranquilo? —preguntó B
Kate estaba en su oficina, hojeando emocionada el dossier del "Concurso de Nuevos Talentos en Moda".Había sido invitada como jurado especial y el evento prometía ser una oportunidad única para jóvenes diseñadores.Ella amaba ese tipo de iniciativas.Además, Albert y Armando estaban colaborando con la organización, lo que le daba aún más tranquilidad.No sabía —aún— que detrás de esa fachada impecable, las sombras se movían.Bastien, mientras tanto, estaba en su despacho, revisando los nombres de los patrocinadores con una expresión que podía congelar la sangre.Cuando vio el nombre de la empresa fachada de John Asher como patrocinador oficial, su mandíbula se endureció.Joel estaba de pie frente a él, rígido.—¿Movemos a Kate del evento? —preguntó, listo para cualquier orden.Bastien negó, sus ojos ámbar oscuros como una tormenta.—No. —Su voz fue un gruñido contenido—. Eso levantaría sospechas.Vamos a jugar su juego... pero bajo nuestras reglas.Se levantó de su silla, tomó su celu
La música suave marcaba el inicio del desfile.Modelos jóvenes caminaban por la pasarela, luciendo diseños frescos, creativos, llenos de pasión.Los focos se movían, las cámaras parpadeaban, los asistentes susurraban comentarios.Todo parecía fluir perfectamente.Pero en la mesa de jurado, la verdadera guerra silenciosa se libraba.Kate, sentada en el centro, hojeaba su libreta de anotaciones con genuino interés.A su derecha estaba John Asher, siempre sonriente, impecable, su postura relajada.A su izquierda, Bastien, perfectamente compuesto, pero con una energía densa, una presencia aplastante que hacía que el aire pareciera más pesado.John sonrió cortésmente cuando una modelo pasó.Tomó su libreta, escribió un par de palabras, luego —con una elegancia medida— se inclinó apenas hacia Kate.—Una presentación brillante, ¿no crees? —susurró con tono casual.Antes de que Kate pudiera responder, Bastien giró ligeramente la cabeza.—Opinaremos al final, ¿no es cierto? —dijo, su voz baja,