Después de la gran noticia, Addy y Lucien se sentaron en el suelo del salón, muy serios, como si estuvieran en una importantísima reunión de hermanos mayores.
Kate y Bastien los observaban desde el sofá, aguantándose la risa ante la concentración que mostraban sus pequeños.
—Primero —dijo Addy, poniendo su dedo índice en alto—, necesitamos una lista.
—¿Una lista? —preguntó Lucien, abriendo sus ojos redondos como platos.
—Sí —afirmó Addy con autoridad—. Una lista de cosas que necesita un bebé. Yo vi en la tele que necesitan biberones, pañales y... ¡mucha música bonita para dormir!
Lucien asintió muy serio y sacó un lápiz de colores de su bolsillo trasero. Usando una hoja arrugada que encontró, empezó a escribir como pudo, la verdad eran solo rayas y garabatos pero en su mente estaba escribiendo todo claramente.
—Bibeeee... rones... ¿así se escribe?
—¡Sí! —dijo Addy entusiasmada—. También tenemos que construirle una casita, por si quiere esconderse.
—¡Oh, sí! —gritó Lucien emocionado—. ¡