Habían pasado los días y Bastien quería sorprender a Kate y Ara, coordinó con Armando su banquetero de confianza, una recepción pequeña para celebrar que Ara y Kate estaban embarazadas.
La tarde caía bañando la terraza en tonos dorados. El aire olía a flores frescas, música suave flotaba en el ambiente y las risas de los amigos más cercanos llenaban cada rincón.
Kate, radiante con su pancita invisible, se movía de grupo en grupo, recibiendo abrazos, buenos deseos y pequeñas bromas que la hacían reír con dulzura. Ara, también embarazada, pero también con una pancita casi imperceptible charlaba animadamente con Cristy y Ally.
Bastien, siempre atento, mantenía su mirada fija en Kate, siempre atento a su amada Kitty, estaba feliz de que ella, sus amigos, su futuro bebé fueran realmente su familia.
Entonces, el sonido de una voz saludando hizo que todos giraran la cabeza.
Albert, con su eterna sonrisa despreocupada, cruzaba el jardín acompañado de un hombre alto, de cabello rubio ceniza,