Lisa, una chica de 22 años proveniente de la ciudad de médico vive con su hermano, los cuales ahora están pasando una situación económica difícil a raíz de la muerte de sus padres. Lisa decide asistir a una entrevista de trabajo, conoce al CEO Martín Ferrer quien en su entrevista de trabajo le hace una indebida propuesta que de inmediato rechaza, Martín al verse rechazado por una chiquilla decide vengarse de ella orillándola a qué ella termine aceptando su propuesta
Leer másMi nombre es Lisa Molina, tengo 22 años y vivo en la Ciudad de México. Hace algunos años perdí a mis padres, así que solo quedamos mi hermano Antonio y yo. Mi hermano es policía y yo estoy en busca de trabajo, aunque nadie quiere contratar a alguien sin experiencia laboral. Nada ha sido sencillo desde la muerte de nuestros padres; el único que trae dinero es Antonio, pero su sueldo no es suficiente para cubrir todas nuestras deudas. Estamos en serios problemas económicos.
-Lisa, me voy, recuerda que hoy tienes esa entrevista de trabajo - me dice Antonio. El trabajo es en una constructora muy famosa llamada Capital. Aún no sé cuál es el puesto, pero en este momento no me importa; lo importante es ganar dinero y ayudar a mi hermano, que ya no puede solo con los gastos.
-Sí, tranquilo, ya me voy a arreglar para irme - respondo mientras se acerca y me da un beso en la mejilla.
-Mucha suerte, hermanita - me dice.
Mi hermano se va y, como siempre, le doy la bendición para que la Virgen lo proteja. No quiero que le pase nada; soy consciente de que su trabajo lo pone en peligro constante y la verdad es que no soportaría perder a otro ser amado.
Al llegar, me quedo sorprendida por el enorme edificio que tengo frente a mí. Creo que tiene unos 40 pisos o más. Cuando entro, me siento como un bicho raro, porque todos me miran, especialmente las mujeres, que me observan de manera extraña, casi con desprecio. Todas aquí parecen vestir súper bien, ahora entiendo por qué me miran así.
Me acerco a una de ellas, pero no soy recibida con buena cara.
-Buenos días, tengo una entrevista de trabajo con el señor Martín Ferrer - le digo.
-¿Cuál es su nombre?- me pregunta ella, mirándome de arriba abajo.
-Lisa Molina - respondo. Ella marca en su teléfono y luego me indica que pase al piso 45. Cuando por fin llego al piso, una chica de cabello castaño me recibe con una sonrisa, vaya, la primera.
-Hola, soy Ana, la asistente temporal del señor Ferrer. ¿Cuál es su nombre? - me pregunta.
-Lisa Molina, un placer - le respondo.
-El señor Ferrer la espera
-¿Oye, tú sabes para qué es el puesto? -le pregunto.
-¿No sabes para qué es el puesto? - me pregunta ella, sin entender Niego agachando la cabeza con vergüenza, pero ella toma mi mentón y lo levanta - No agaches la cabeza, una mujer nunca debe hacerlo. El puesto es para ser su asistente. La que tenía renunció hace poco. Yo soy la asistente del señor Marcos Ferrer, pero estoy temporalmente con el señor Martín Ferrer mientras consiguen asistente
-¿Son familia? - pregunto.
-Así es, son hermanos, los famosos empresarios Martín y Marcos Ferrer.
-Entra, al señor Ferrer no le gusta esperar, su oficina está al fondo, toca primero - me dice ella. Le sonrío y corro prácticamente hasta que llego a la enorme puerta. Como me ordenó Ana, toco dos veces y escucho una voz imponente que me indica que pase.
Cuando abro la puerta, veo la enorme figura de un hombre de espaldas, alto y se nota que le trabaja al cuerpo, tiene una espalda ancha y unos músculos que se le marcan a la perfección con ese traje negro ceñido a su cuerpo.
-Buenos días, señor Ferrer - digo. Cuando el hombre se voltea, me quedo petrificada al ver a semejante adonis. Ese hombre es un Dios, tiene barba perfectamente recortada, ojos color miel que a veces parecen verdes, y su cabello es negro peinado como muñequito de torta.
-¿Señorita Molina me está escuchando? -me pregunta él, sacándome de mi trance.
-Lo siento señor, ¿qué me decía?
-Tome asiento - me indica, señalando el asiento frente a él - Estuve observando su hoja de vida, sin embargo, pude observar que no tiene ninguna experiencia
-Señor Ferrer, sé que no tengo ninguna experiencia, pero aprendo rápido y... -M****a, ahora me entran las ganas de llorar, contrólate, Lisa. -Yo en serio necesito el empleo
-¿Sabe cuántas personas llegan a mi empresa mencionando eso? - me interrumpe él. ¿Acaso este hombre no tiene corazón? Lo que tiene de lindo lo tiene de idiota.
-Señor Ferrer, póngame a prueba, deme una semana. Si en esa semana usted considera que no soy apta para este puesto, pues ya está, me voy. Pero deme la oportunidad de demostrarle que sí puedo.
Él se pasa la mano por la barbilla haciendo un movimiento demasiado sensual que casi hace que se me caiga la baba. Luego veo cómo me mira de arriba abajo descaradamente, cosa que me pone incómoda.
-¿Hasta dónde sería capaz de llegar con tal de ser mi asistente? - me pregunta él, acercándose con una mirada de depredador, como si yo fuera su presa.
-Señor Ferrer, creo que usted está confundiendo las cosas - le digo, empujándolo para alejarlo -No sé a qué se refiere, pero sea lo que sea, yo solo vine aquí para el trabajo de asistente
-Y si le digo que yo le puedo dar más que solo ser una asistente. Puede tenerlo todo, joyas, ropa, dinero, lo que usted quiera
-¿Ah, sí? ¿A cambio de qué? - le pregunto, sintiendo que la rabia me consume.
-Pues mire, señorita Molina, usted no es fea, al contrario, es muy hermosa, solo que le falta pulirse
-¿El punto es? -lo interrumpo.
-Le ofrezco que sea mi amante - dice sin rodeos. Este imbécil tuvo el descaro de ofrecerme ser su amante.
-Yo no soy ninguna puta, señor Ferrer
-No lo es, señorita Molina
-No, señorita Molina, solo será mi amante. Iremos a cenar, nos acostaremos y trabajará aquí. Vas a tenerlo todo - La rabia llega a su máxima expresión y, sin que él se lo espere, le propicio una cachetada que lo deja sorprendido. Creo que no se lo esperaba.
-¡A mí me respeta, señor Ferrer! Yo podré ser pobre, podré necesitar mucho el dinero, pero escúcheme bien, ¡jamás! ¡Jamás! Seré su amante. Así que si esa es su única condición para entrar a esta empresa, me retiro, porque no tengo nada que hacer aquí - No le dejo que hable, tomo mi bolso y salgo de esa oficina encontrándome con Ana.
-¿Cómo te fue?
-No muy bien - El grito del señor Ferrer hace acto de presencia, haciéndonos asustar a las dos.
-¡ANA!- La miro horrorizada y luego me voy sin despedirme.
En la noche llega mi hermano y, como era de esperarse, me pregunta cómo me fue. Pero le digo que no me aceptaron, obviamente omitiendo el ofrecimiento descarado del señor Ferrer. Mi hermano me abraza y me dice que no importa, que pronto conseguiré otro trabajo. Pero no sé por qué siento que pronto tendré noticias de ese señor.
Nunca había estado tan nerviosa en toda mi vida; hoy, por fin, nos casábamos Martín y yo. Es una sensación tan extraña, pero maravillosa. Al fin vamos a tener lo que siempre hemos querido: un hermoso hogar, dos bendiciones que vienen en camino y ahora nos casaremos.—Querida, estás preciosa —le dedicó una sonrisa a Rox.—Gracias, Rox. Nunca te lo había dicho, pero has sido como una mamá para mí. Me brindaste el amor de madre y eso jamás tendré cómo pagarlo.—Oh, mi niña, tú también eres como una hija para mí, igual que Ana. Son mis consentidas porque mis hijos no dejan de sacarme canas —ambas nos reímos hasta que somos interrumpidas por Ana.—Tenían una reunión aquí y no me dijeron, qué malas.—Te ves preciosa. Esa pancita te hace ver hermosa.—Yo me siento todo, menos hermosa.—Qué dices, amor… Estás preciosa —Marcos toma de la cintura a mi amiga, mientras deja un beso en sus labios—. Qué hermosa estás, cuñadita.—¿Qué haces aquí?—Vengo a preguntar cuándo piensas salir, a mi hermano
LISA MOLINA-Ana, este vestido no me convence - me miro al espejo y parezco una foca con este vestido tan pomposo.-Tienes razón, ¿por qué no te pruebas uno que sea pegado al cuerpo?-No entraré en eso, por si no te has dado cuenta tengo dos bebés que me hacen ver más gorda que tú - mi amiga se ríe, mientras come el chocolate que tanto antojo tenía.-A ver, pruébate este - me pasa un vestido en corte sirena, con unos hermosos encajes en todo el vestido, tiene un pequeño escote y es de manga larga, pero tiene algunas transparencias.-Está precioso.-Lo sé, ahora pruébatelo.Me miro al espejo mirando embobada mi vestido de novia, definitivamente este es, estoy segura que Martín se irá para atrás cuando me vea.-¡Estás preciosa! - una lágrima cae por la mejilla de Ana.-¡Hey, no llores! - limpio su lágrima dedicándole una sonrisa.-Lloro de felicidad, después de tanto dolor y sufrimiento por fin van a ser felices - ay no, ahora la que va a llorar soy yo - no llores.-Todo esto me parece u
Estoy sentado al lado de la cama donde se encuentra Lisa, ella ahora está sedada, pero a veces parece tener pesadillas porque se empieza a mover inquieta.- Hijo, ¿cómo está? - Tomé una fuerte respiración al recordar las palabras del médico.- Los bebés están bien, pero ese infeliz abusó de ella - mi madre se tapa la boca ahogando un sollozo, me acerco a ella abrazándola con fuerza.- Me casé con un monstruo, hijo, lo siento tanto.- Mamá, no fue tu culpa. Ahora lo que debemos hacer es rodear mucho a Lisa, iniciar de nuevo con terapias psicológicas, ayudar con su trauma y rezar para que mi esposa vuelva a ser la misma de siempre.- Ella es fuerte, sé que se va a sobreponer de este duro golpe - miro hacia donde se encuentra mi mujer y sonrío con algo de tristeza.- No lo sé, mamá.- Ten fe, hijo.Escuchamos unos quejidos que de inmediato me alertan.- Cariño - ella abre sus ojos, pero en ellos solo puedo ver miedo.- ¡Mis bebés! - toca su vientre repetidas veces, pero yo la tranquilizo.
LISA MOLINA- ¿En serio hiciste eso? - Ana se carcajea cuando le cuento lo que le hice a Martín hace unas noches.- Se lo tenía merecido, me molesta que piensen que porque estamos embarazadas somos unas locas hormonales.- Es verdad, a veces me provoca hacerle lo mismo a Marcos.- Pues deberías, bien merecido se lo tiene por arruinar mi noche ese día.- Créeme, está arrepentido, llegó bastante traumado después de verle las bolas a su hermano.Ambas nos volvemos a reír como locas tomando nuestro café.- Tengo que mostrarte algo - dice ella regalándome una sonrisa.- ¿Qué cosa? - Ella levanta un poco su camisa dejándome ver su vientre un poco abultado.- Ya va creciendo.- ¡Oh, por Dios! Es magnífico.- ¿Tú no sientes deseos de que ya se note? - suelto un suspiro al pensar en lo expuestas que quedamos.- La verdad, no. Cuando la prensa se enteró de mi embarazo todo empezó a ser una locura y facilitó las cosas para Celeste, aunque ella ya lo sabe, no quiero que nadie más lo sepa.- Debe s
Estaba más que feliz con la noticia de mis bebés, siento tantas emociones que no podría describirlas, ahora no paro de ver cosas de bebé o de decirle a Ana que me acompañe al centro comercial por cosas para los bebés, estoy maravillada con esto.-nena, llegue - corro prácticamente tirándome a los brazos de mi flamante esposo - alguien me extraño - dice con una sonrisa-te extrañé mucho, pero para esto - junto nuestros labios en un beso apasionado, ya que desde la mañana me urgía por estar así con él, pero se tuvo que ir rápido.Comienzo a quitarle su traje y sin pensarlo rasgó su camisa-nena,
Estoy sentado al lado de la camilla donde se encuentra mi esposa. En ningún momento he dejado de tomar su mano; quiero que al despertar sea lo primero que vea.- Perdóname, cariño, debí protegerlos más.Por primera vez desde que el médico nos dio la noticia del embarazo, poso mi mano en su vientre aún plano. Una parte de mí se emociona al pensar que al fin se cumplió lo que tanto deseábamos, pero, por otro lado, estoy lleno de miedo porque no era el momento.- Hijo o hija, te prometo que esta vez sí los voy a proteger. No dejaré que ni a tu madre ni a ti les hagan daño.Dejo un beso en su vientre, pero unos quejidos me hacen separarme de golpe.- ¡Nena! Dios, al fin despertaste - ella abre sus ojos, pero estos se llenan de pánico.- ¡Ana, el bebé! - cuando intenta pararse, hace una mueca de dolor, así que la detengo.- Tranquila, ellos están bien, todo gracias a ti.- ¿Me lo juras? - dice ella con sus ojos cristalizados - Yo los tenía que salvar, Ana, no merecía pasar por lo que yo pas
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